Espíritu SantoMuestra

Fe.

Uno de los frutos más difíciles de conseguir hoy en día en el mundo es la fe. Recordemos que estamos llamados a dar cada uno de los dones del Fruto del Espíritu Santo, y para lograrlo debemos cultivarlos a través de la Palabra y someternos a cada precepto que se nos da en ella.

Jesucristo mismo pregunta en Lucas 18:8: "Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" La fe es una semilla que se siembra en la vida del creyente cuando acepta, sin haber visto con sus propios ojos a Jesús morir en la Cruz y resucitar. Aceptamos algo que no hemos presenciado como real y nos aferramos a esta promesa de redención hasta el día de nuestra muerte, viviendo cada día de acuerdo con lo que las Escrituras nos dicen. Por esto, es imposible que una persona sin fe agrade a Dios, ya que debemos sujetarnos a lo que está escrito en un libro, el más maravilloso que existe.

Para cultivar la fe en nuestra vida, la misma Palabra nos da la receta en Romanos 10:17: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios". Estudiar la Palabra de Dios nos brinda fortaleza espiritual y mental porque nos aferramos a ella y a sus promesas. Si estamos plenamente convencidos de lo que el Señor nos dice a través de ella, seremos obedientes y ajustaremos nuestras vidas de acuerdo con sus enseñanzas, dando el fruto preciso en el momento adecuado. Por eso, la fe es imprescindible en la vida cristiana, y debemos buscar incansablemente que crezca en nuestro ser.

Siempre debemos recordar que sin fe es imposible agradar a Dios, ya que debemos acercarnos a Él creyendo de todo corazón en su existencia y en su carácter como galardonador de quienes le buscan sinceramente.

Oremos:

Padre Bueno, te agradecemos por tu inconmensurable amor y cuidado. Gracias porque a través de tu Palabra nos proporcionas las herramientas necesarias para creer en ti y comprender cuán grandes cosas deseas hacer en la vida de aquellos que te entregan su corazón. En el nombre de Jesús, te pedimos que nos ayudes a no dudar de las maravillas que deseas llevar a cabo en nuestras vidas. Que el enemigo no pueda sembrar dudas en nuestros corazones y alejarnos de tus propósitos. Úsanos para alabanza de tu nombre y para dar testimonio de tus obras. Amén.