Habitando en Su Palabra: Salmo 119Muestra

Pe «פ»

Lectura: Salmo 119:129-136

Subraya en tu Biblia todas las veces que se hace referencia a la Palabra de Dios.

¿Qué hace la Palabra de Dios en la vida del creyente?

«La exposición de Tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos» (v. 130).

Nos alumbra.

Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Palabra de Dios nos revela a Jesús. El Mesías. Nuestro Redentor. Nuestro Príncipe de Paz. Rey de Reyes y Señor de Señores. En Jesús, tal como lo declaró el apóstol en Juan 1:4-5

«En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron».

Jesús es la luz que alumbra a todo hombre y mujer. La Palabra nos revela a Jesús y el Espíritu Santo obra en el corazón del incrédulo a través de esa revelación. Así es como el incrédulo pasa a ser creyente por el poder del Espíritu Santo obrando en ese duro corazón. Ese es el milagro de la salvación.

Por eso es necesario el ministerio de la predicación y evangelización. Para que las Palabras de Dios sean expuestas y sean luz a los que necesitan redención.

Recuerda, ¿cómo llegaste a Cristo Jesús?

En cada uno de nuestros testimonios de salvación, la Palabra de Dios fue clave para que nuestros ojos fueran abiertos. Agradezcamos a Dios porque Su Palabra nos redimió.

Reconociendo el poder de la Palabra de Dios

«Afirma mis pasos en Tu palabra, y que ninguna iniquidad me domine» (v. 133).

Como ya hemos venido meditando, los Mandamientos de Dios son los que nos hacen estar firmes en nuestra fe. Son ellos los que nos sostienen, aconsejan, guardan del mal.

¿Cómo lo hace?

2 Timoteo 3:16

«Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia».

1 Corintios 10:11-12

«Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos. Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga».

La Escritura es la que nos revela nuestro pecado, con la ayuda del Espíritu Santo nos guía al arrepentimiento y nos enseña cómo vivir la vida para Dios. Por eso, es necesario que estudiemos la Biblia y clamemos al Señor para que ponga en nosotros un espíritu enseñable.

Este día, en tu tiempo de oración, pídele a Dios que ponga en tu corazón un hambre por Su Palabra y que te dé sabiduría para llevar a cabo un plan de estudio estructurado de las Escrituras.