Comprender la pazEjemplo

Un regalo para todos

Para que la paz de Dios sea nuestra realidad cotidiana, hay cinco cosas que debemos comprender. Ayer vimos la primera de ellas: se ha pagado el precio. Hoy trataremos la segunda y la tercera verdad que muestran el secreto de un estilo de vida lleno de paz como hijos de Dios.

La segunda verdad que podemos recordar es que estamos todos incluidos. Utilizando P.E.A.C.E. (paz en inglés) como acrónimo, corresponde a la primera E y a la segunda letra de la palabra. La Escritura revela que el mensaje de paz de Dios es para todos: «los que están en tinieblas y en sombra de muerte». Son palabras poderosas. Para todos los que cometieron actos que tuvieron como consecuencia el encarcelamiento o el estrago de sus propios cuerpos, estas palabras tienen un significado literal sobrecogedor. Pero también son válidas para quienes nunca se involucraron en tales actividades.

Todos estábamos en tinieblas antes de venir a Cristo. Antes detomar la decisión derecibir la vida de Cristo, todos vivíamos bajo la sombra de la muerte. Era la autoridad absoluta sobre nuestras vidas. Pero, gracias a la venida del Príncipe de la Paz, oímos y creímos la Buena Noticia que todos estamos incluidos en el plan de redención de Dios. Aunque sólo tenía siete años cuando acepté a Cristo, sabía que lo que Cristo hizo en la cruz fue por mí: mi pecado lo puso allí.

La tercera verdad vital que hay que recordar es aceptar el regalo de Dios. Utilizando P.E.A.C.E. como acrónimo, corresponde a la letra del medio, la A. Según la profecía de Zacarías, ahora la paz puede ser nuestra gracias a la tierna misericordia de Dios. La paz no nos pertenece por nada que hayamos hecho, sino por lo que Él es. Él es misericordioso, es compasivo. Él nos brinda su gracia. Dios ya nos ha dado la paz por su gran misericordia. No podemos hacer nada para conseguirla, no podemos ganárnosla y tampoco podemos pagar por ella. Todo lo que tenemos que hacer es simplemente aceptarla. Con fe, acepta lo que Dios ha dicho.