Limpieza ProfundaMuestra
Por más esfuerzos que realice el ser humano, no podrá limpiarse lo suficiente como para ser limpio delante de Dios. Como vimos el día de ayer, en el Antiguo Testamento Dios estableció una serie de reglas para que con su cumplimiento lo sucio pudiera volverse limpio. De esta manera, mediante los sacrificios, las personas podían obtener una expiación de pecados y quedar limpios. Lo mismo sucedía con los objetos que se consideraban impuros, los cuales, a través de un estricto ritual de purificación, podrían ser considerados nuevamente limpios o puros.
No podemos limpiarnos por nosotros mismos. Job destacaba que nadie en este mundo podría limpiar lo inmundo, sino solo Dios. El autor de Proverbios igualmente cuestiona quién puede decir que ha limpiado su propio corazón, que haya sido limpio de su pecado.
Eso únicamente puede suceder hoy en día a través del perdón de pecados que tenemos a través de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
Oremos: Dios, te damos gracias porque nos enseñas que no es en nuestras fuerzas o con nuestro poder que podemos ser limpios, sino únicamente a través de tu poder redentor actuando en nuestras vidas. Gracias por mostrarnos que nadie puede limpiarse a sí mismo y que necesitamos de la obra de nuestro Señor Jesucristo para ser limpios. Perdónanos si hemos sido desobedientes a tu Palabra y enséñanos a tener la limpieza que necesitamos para vivir en comunión contigo.
Acerca de este Plan
En ocasiones tendemos a pasar por alto el limpiar zonas de nuestra casa, nuestro centro de trabajo, nuestro auto o incluso, desde un punto de vista espiritual, nuestro corazón. La Palabra dice: “¿Con qué limpiará el joven su corazón? Con la Palabra de Dios”. La limpieza espiritual es importante porque de esta manera podremos mantener una relación plena con Dios en nuestra vida espiritual.
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Nos gustaría agradecer a Amistad del Sur por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://amistaddelsur.org/