La voz de mi amado

Si te has enamorado, puedes entender la emoción y la alegría tan grande que se siente al oír la voz de esa persona que amamos y la tristeza tan angustiosa que es dejar de oírla. Muchas emociones saltan al oír esa voz única.

Una vez, hace unos años, había estado teniendo tiempos profundos de amistad con Jesús, orando, adorando y componiendo canciones en mi lugar secreto. Me empecé a enamorar profundamente de Él; yo lo sentía como un amor apasionado que crecía más y más al experimentar esos tiempos de oración.

Me había enamorado perdidamente de mi Amigo, de Jesús de Nazaret. Esto me llevó a componer una canción que se la dediqué a Él (tal vez la grabe alguna vez). Lo que sentía era, sin lugar a dudas, algo más grande que fuegos artificiales y que el universo mismo. Ha sido un amor para toda la vida. Amarlo me ha hecho bien.

¡Qué emocionante es oír la voz de nuestro Amado Salvador, pero qué terrible es dejar de oírla!

Luego de ese tiempo de amores, pasé por los años más difíciles que he vivido y muchas veces no lograba oír Su voz porque había mucho ruido en mi mente a causa de decisiones que debía tomar. Dios probó mi obediencia. Probarle mi amor me costó, pero nada se compara al precio que Él pagó en la cruz. Vi a mi Amado sacarme de una trampa del enemigo y lo hizo con ese amor apasionado que lo caracteriza. Vi cómo levantó Su voz y reprendió al viento y a las olas. Admito que Su manera de obrar muchas veces no me agradaba, pero ahora viendo el cuadro completo y habiendo pasado al otro lado de la tormenta, solo puedo alabarlo y dar gracias por Su fiel amor. Doy gracias porque Él siempre estuvo ahí hablándome y hoy puedo identificar cada una de las veces en las cuales me guió Su voz.

El ruido en nuestras mentes, cuando ha crecido una mala semilla, provoca una desconexión. A través de Su sangre, podemos recuperar esa relación perfecta con Jesús. Que nada te separe de Su amor.

Testifico que hoy estoy viviendo el más bello AMANECER luego de mi noche oscura.