Santos, puros, peligrososMuestra

ES SU VOLUNTAD

¿Cómo puede estar mal algo que me da placer?

¿Por qué tengo que estar casado/a para tener relaciones sexuales?

¿Por qué está mal consumir pornografía, si no molesto a nadie?

Dios debe estar equivocado…

¿Te ha pasado alguna vez?

Yo estuve en ese lugar, mantuve esas discusiones con el todopoderoso; afortunadamente perdí.

Fue fundamental para mi vida comprender dos cosas al respecto y que quiero compartírtelas en este primer devocional:

Primero: Es la voluntad de Dios que vivas en santidad. No es un mandato de la iglesia, no es una regla de una institución religiosa, ni tampoco la orden de una persona. Es Dios mismo quien busca que seamos santos; es Su voluntad. Ahora bien, ¿qué significa ser santo? Ser santo no tiene que ver con la perfección, con llevar una vida intachable. Ser santo tiene que ver con estar separado, consagrado, dedicado, apartado “para”, en este caso, para Dios. Dios quiere que vivamos dedicados a Él y apartados para Él. Es el mismo Dios quien te llama a vivir en santidad. ¿Cuántas veces le has preguntado al Señor “¿Qué querés que haga? ¿Cuál es tu voluntad para mi vida?”? Acá ya tenés una respuesta: viví en santidad, viví en pureza sexual.

Segundo: Su voluntad es lo mejor que me puede pasar. Lo que Dios quiere para mi vida es mejor que lo que yo puedo desear para mí. Entiendo perfectamente a aquellos que no quieren hacer la voluntad de Dios y quieren vivir entregados a lo que su corazón desea, que prefieren tener sexo como, cuando, donde y con quienes desean. Entiendo a aquellos que no quieren renunciar al disfrute del roce sensual y las caricias indebidas. Sé que no resulta tentador abandonar eso. Entiendo a aquellos que prefieren ver porno en lugar de buscar en Cristo su satisfacción, porque sé lo gratificante que puede ser el material pornográfico. Pero quiero decirte que, aun cuando todo eso puede brindarte un gran placer, nada, absolutamente nada, puede compararse con lo que Dios tiene para ti y con encontrar en Cristo tu gozo, tu placer y tu satisfacción. Nada de lo que puedas experimentar en el mundo se puede comparar con estar en Cristo.

Por eso, quiero animarte a buscar Su voluntad, que decidas vivir “apartado, consagrado” para Dios. Aunque quizás aún no puedas comprenderlo completamente, aunque no quieras hacerlo, aunque te cueste y en cierto sentido te duela. Recuerda que Su voluntad es lo mejor que te puede pasar.