Santos, puros, peligrososMuestra

APARTADOS

Vivimos en un mundo que considera normal cosas que nosotros como cristianos sabemos que no lo son. Estamos inmersos en un contexto híper-erotizado en el que la impronta de lo sensual atraviesa gran parte de lo que nos rodea.

-Series o películas con escenas de subidas de tono, eróticas o casi pornográficas.

-En cuanto a las redes sociales, también debes cuidarte y ser sabio a la hora de elegir el contenido que consumes, ya que entre los posteos sugerentes, las tentadoras historias y los bailecitos zarpados puedes terminar desviando tu corazón.

-Claramente, la música no es una excepción. ¿Te pusite a analizar las letras de muchas de las canciones de moda?

-¿Y los videoclips?

-La misma moda está sujeta a las leyes del “mostrar y seducir”.

-Y por supuesto, los amigos/as que presionan para que hagas lo que sabes que no debes hacer.

Detrás de todo esto, hay un plan diseñado por nuestro enemigo que busca destruirnos.

Ahora bien, ¿qué espera Dios de nosotros? ¿Qué espera Dios de ti?

Espera que te apartes de la inmoralidad sexual. Y presta atención, no te pide que te alejes de las personas, sino de la inmoralidad sexual. Dios no nos pide que nos alejemos del “mundo”; por el contrario, como nos dice en Romanos 12:2: “No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo...”. Son las conductas y costumbres de este mundo las que no debemos imitar. Debemos apartarnos de la inmoralidad sexual, pero no de las personas.

¿Por qué? Porque justamente nosotros somos a quienes Dios usará para presentarles el evangelio. Jesús mismo, hablando con el Padre, le dijo: “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno” (Juan 17:15).

Vivimos en un mundo absolutamente corrompido, en el cual debemos estar. Tú y yo somos aquellos a quienes Dios va a utilizar para que el mundo lo conozca. No obstante, aléjate y no tengas nada que ver con las pasiones de este mundo. No seas de aquellos que ceden ante la tentación.

Te digo todo esto sabiendo que muchos son atraídos por los cantos de sirena de la inmoralidad sexual. Sé perfectamente lo tentador que resulta ceder ante el deseo de masturbarse viendo pornografía, sé exactamente lo que se siente cuando estás con tu novio/a y quieres avanzar más allá de un simple beso.

Obviamente que te entiendo, sin embargo, te digo que lo mejor es apartarse y vivir en pureza sexual.