Dios es misericordioso.

”Mi Dios es justo y compasivo; es un Dios tierno y cariñoso“ (Salmos116:5).

Dice la Biblia que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana y cuando oro siempre recuerdo esto porque confío que cada día Dios me da la oportunidad de hacerlo mejor que el día anterior, en cuanto a ser obediente a sus mandamientos y también en confiar en cada una de sus promesas.

Dios es nuestro Padre desde que entregamos nuestra vida a Jesús y lo recibimos como Señor y Salvador. Un Padre que nos ama con tan indescriptible amor, un amor incondicional y eterno, podemos tener la confianza de acercarnos a Él para hablarle de todo aquello que nos preocupa, de nuestras tristezas o alegrías, sabemos que Él todo lo sabe y que por su Gracia y misericordia no nos da como merecemos. Al contrario como dice el versículo Él es tierno, compasivo, justo y cariñoso.

Es por eso que nos acercamos para recibir su misericordia cuando le hemos fallado y Él se acerca a nosotros lleno de amor para mostrar su gran amor por nosotros. Dios nos guía a ser misericordiosos también, a perdonar y amar como Él lo ha hecho con nosotros, a dar de lo que hemos recibido, a ser compasivos con aquellos que nos fallan y dar una nueva oportunidad así como Dios lo hace con nosotros. Nadie es perfecto, solo Dios, así que recordemos que todos fallamos, y que debemos estar dispuestos a perdonar las faltas de los demás.

Recuerdo que leí que hay una tribu africana que tiene una costumbre muy bonita, cuando alguien hace algo perjudicial y equivocado ellos llevan a la persona al centro de la aldea, y toda la tribu se acerca y lo rodea. Durante dos días ellos le dicen a la persona todas las cosas buenas que él hizo. La comunidad percibe aquellos errores como un grito de auxilio. Entonces ellos se reúnen para enderezarlo, para reconectarlo con su verdadera naturaleza, para recordarle quien él realmente es, hasta que se acuerde totalmente de la verdad de la cual el se había desconectado. Ellos son misericordiosos.

¡Dios está contigo siempre!

Pensando en…

Mientras haya tiempo, cuando aún respiro, hoy que tengo vida, Tu palabra compartiré, en medio de una mala circunstancia, cuando un problema hay, si siento tristeza, estoy seguro que a mi lado siempre estás.

Vivo confiando, en ti esperando las personas te necesitan, solo en ti hay salvación, la vida eterna nos diste con Tu sangre nos redimiste, perdonaste mi pecado, por mi diste tu vida, me compraste por precio muy alto, el precio fue tu sangre, tu bendita sangre, con cuanto amor, obediente fuiste a la cruz, diste Tu vida, mi lugar tomaste y en poder Tú vivo estás ¡Resucitaste!

Y al creer, hoy te confieso, perdón te pido, Tú eres Señor y Salvador, perdón y vida eterna me das, Jesús gracias te doy y en mi vida Tú reinarás.

Mientras haya tiempo entrégale tu vida, invítalo a tu corazón, cuando aún respiras, mientras tengas vida, como Señor y Salvador, que a tu vida venga a reinar.

Oración.

Dios, Tú diste a Tu hijo por nuestra salvación, Tú cuidas de cada uno, atento estás a nuestras oraciones, gracias te doy por todo lo que has hecho y harás por mi, gracias por el perdón y por tu misericordia. Gracias por tus pensamientos de bien.¡Gracias! Por siempre estar conmigo.

En el nombre de Jesús, amén.