Semana SantaMuestra

Aquel lunes pasaron algunas cosas que se sumaron al enojo de los líderes judíos. Estos continuaron con su plan para destruir a Jesús.

El lunes termina con Jesús saliendo de Jerusalén para pasar la noche en Betania. Estamos acostumbrados a ver películas o dibujos con un Jesús sonriente, amable y hasta tolerante para con todos. Sin embargo, en este día el Señor Jesús nos muestra una cara suya que no todos queremos ver o pensar en cuanto a Dios: su ira (enojo muy grande y violento).

Jesús fue hombre, por eso tenía hambre y sed. Esa higuera a lo lejos era una fuente de alimento ideal y necesaria, por lo que naturalmente se acerca para obtener el fruto y así saciar su necesidad. Pero no había fruto y eso no era aceptable.

Llegando a Jerusalén entró al templo para orar, lo cual era una actividad normal y exclusiva de ese lugar, pero allí tampoco encontró lo que buscaba, sino sólo comerciantes, productos a la venta, personas manejando dinero, y nada de oración o búsqueda de Dios.

Quiero guiarte en una oración: Perdóname, Jesús, si no encuentras fruto de buenas acciones en mí, o si he convertido mi corazón y mi vida, que es tu casa de oración, en otra cosa que no te agrada. ¡Límpiame y sálvame!