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En armonía financiera

¿Está tu dinero en forma? La razón número uno del estrés, el divorcio y la depresión tiene que ver con el dinero. La salud financiera es vital para la salud y el bienestar de cada familia. Las finanzas familiares no son algo con lo que jugar o dejar al azar. El temor a las facturas próximas puede paralizarte. Personalmente, he llegado al punto en el que no revisaba mi correo ni cogía el teléfono porque temía lo que debía. No tener que preocuparte proporciona paz mental, y eso no se puede comprar.

Cualquier tipo de salud requiere disciplina, y la salud financiera no es diferente. Puedes ganar un millón de dólares y aún así tener que preocuparte por las finanzas si careces de disciplina. Sin embargo, hay métodos que puedes usar que beneficiarán directamente a tu hogar.

1. Desarrolla un presupuesto familiar. Haz un presupuesto y adhiérete a él. Dios te protege, pero comprende que espera que manejes lo que puedes manejar. Un presupuesto es la primera herramienta a la que recurrir cuando se enfrenta problemas financieros. Establece cantidades semanales que puedas gastar y cúmplelas.
2. Aplica los principios básicos de planificación financiera. Planea con anticipación cuando puedas. Toma medidas necesarias para prepararte para cualquier gasto próximo conocido. Facturas, días festivos, mantenimiento de automóviles y hogares se pueden manejar si estás preparado para ellos.
3. Gasta menos de lo que ganas. Esto es autoexplicativo. Asegúrate de que tus ingresos sean mayores que tus gastos.
4. Evita el uso de deudas. Deberías buscar usar dinero para pagar lo que puedas y evitar situaciones en las que te endeudes.
5. Mantén la liquidez. Esto es muy similar a la planificación anticipada. Asegúrate de tener fondos de emergencia reservados, nunca sabes qué te deparará la vida. No tengas miedo, prepárate.
6. Establece metas a largo plazo. ¿Dónde quieres estar con tu crecimiento financiero en un año? ¿En cinco años? Establece metas para que puedas medir tu propio nivel de crecimiento y ver las áreas en las que has mejorado, así como las áreas que necesitan mejoras.

Las decisiones determinan el destino. Asegúrate de que tus decisiones financieras estén alineadas con la palabra de Dios y con tus objetivos, y tu destino será la libertad financiera con la que has soñado.