[Epístola De Filemón] Respuesta De Fe Y AmorMuestra

El vínculo de la fe

Pablo estaba en la cárcel. Su estado revelaba lo que realmente tenía por parte de Dios. En la cárcel, no tenía nada más que el amor de Dios y el amor de sus hermanos y hermanas en Cristo. Lo mismo ocurre con todos los creyentes: no importa dónde nos encontremos, debemos mostrar el amor de Dios.

Pablo llama hijo a Onésimo. Aunque Onésimo era el esclavo fugitivo de Filemón, Pablo lo eleva a la misma posición que a Filemón. Filemón tenía el estatus y la autoridad más elevados en Colosas; era un hombre rico cuya mansión albergaba la iglesia local. Pablo declara que Onésimo, un pobre esclavo fugitivo, está ahora en pie de igualdad con Filemón. Ambos son sus hijos espirituales y Onésimo ministra el Evangelio en nombre de Pablo. En Gálatas leemos que, en Cristo, no hay diferencia entre griegos o judíos, esclavos o libres, lo que refleja la actitud de corazón a la que Pablo había sido llevado por Dios. Todos somos uno en Cristo porque Jesús murió por cada uno de nosotros.

El amor de Jesucristo nos transforma, así como cambió a Onésimo, y ese amor es el que Pablo pide a Filemón que vuelva a mostrar. Onésimo es ahora un siervo transformado que sirve a un Amo completamente distinto. Ya no sirve solo a amos humanos, sino a Dios. Esta es la gracia en acción, de la que todos somos partícipes.

Por la fe, todos somos aceptados para el Amado. Así como Pablo pide a Filemón que acepte de nuevo a Onésimo, tú y yo fuimos aceptados por Jesucristo. Fuimos transformados por su amor y estamos preparados para predicar el Evangelio.

Tenemos la opción de aceptar o rechazar las oportunidades que Cristo nos pone delante. Y vemos, en este pasaje, que Pablo pide a Filemón que restablezca su relación con Onésimo. El perdón debe ser una expresión de amor basada en nuestra fe en Cristo, no forzada ni impuesta por la culpa. El perdón solo funciona como un acto de voluntad. No funciona si nos obligan a perdonar. Solo funciona si lo hacemos voluntariamente.

Señor, nuestra fe en Cristo nos une como ninguna otra cosa. Haz que aprovechemos al máximo las oportunidades que tú nos das para restaurar las relaciones. Cuando nos enfrentemos a la elección de aceptarlas o rechazarlas, ayúdanos a mostrar el mismo amor con el que nos amó Jesucristo.