Sin miedo

A pesar de ser un hombre de Dios, llamado y marcado para llevar milagros y bendecir a otros, Elías tuvo que enfrentarse de manera enfática a aquellos que eran fuente de maldad, como lo eran el rey Acab y los sacerdotes de los falsos dioses que pretendían apartar al hombre del Dios verdadero. Él tuvo que demostrar valor para defender lo que creía y hablar lo que Dios le ordenaba.

También nosotros, cada día, a pesar de nuestro llamado y de que Dios esté con nosotros, somos sometidos a diversas pruebas, nos enfrentamos a opositores que no quieren ver la obra de Dios cumplirse y también nos enfrentamos al miedo de lo que nos puede suceder, como le pasaba a Abdías, que temía ir a dar el mensaje al rey pensando en lo que le podía pasar, si después de haber anunciado al rey la presencia de Elías, este ya no estaba como había enviado a decir.

El problema no es que temas, es que te dejas dominar por el miedo y te paralizas ante las amenazas que se presentan frente a ti; un(a) sembrador(a) de milagros puede temer, pero siempre se levantará para atender a su llamado, porque su mirada no está puesta en las circunstancias, sino en Aquel que lo llamó.

Debes ser firme en tus palabras, no cedas ante las amenazas y presiones de un sistema que quiere llevarte a pensar que todo solo debe ser a tu favor y que no eres capaz de dar a otros por gracia de lo que has recibido.

Cada día es una maravillosa oportunidad para ser de bendición, para ser esa respuesta que esperan de parte de Dios.

Reflexiona:

Lo que vivo o enfrento hoy, ¿está paralizándome para no cumplir con mi asignación?

¿En quién tengo la mirada puesta?

¿Cuál es mi enfoque cuando me dispongo a hacer algo en favor de otros?

Pide a Dios:

Dios poderoso, sé que me has llamado y que esperas que cumpla un propósito que diseñaste desde la eternidad para mí, quiero corresponder a ese llamado con valor y defender lo que creo sin dejar que me intimide mi entorno.