Semana SantaMuestra

Esta Semana Santa recordamos la muerte y sacrificio de Jesús en la cruz por cada uno de nosotros. En el momento que Jesús muere, la cortina en el templo que representaba la separación entre Dios y el hombre se rasgó. Dios mismo rasgó la cortina desde arriba hacia abajo.

1. Los cielos abiertos permiten afirmar la paternidad de Dios en nosotros.

Cuando Jesús fue bautizado por Juan el bautista, los cielos se abrieron y Jesús no solo escuchó la voz de Dios, sino recibió la afirmación de su Padre.

Me encanta esta imagen de Dios, la imagen de un padre afirmando la paternidad en su hijo.

Cuando los cielos están abiertos, no solo podemos escuchar a Dios, sino podemos ver a Dios como nuestro padre.

Algo poderoso sucede en el momento que entendemos que no solo tenemos un Dios grande, sino también un padre bueno.

Muchas personas viven con heridas en su corazón producto de la ausencia de su padre, de los golpes de su padre o de las palabras de su padre.

Sin embargo, nuestro corazón puede sanar en el momento que entendemos que tenemos un padre celestial que nos ama, nos acepta y nos cuida.

2. Los cielos abiertos permiten que podamos recibir la dirección de Dios.

Luego que los cielos se abrieron, el Espíritu Santo empezó a guiar cada paso de Jesús.

Es interesante porque cuando los cielos están cubiertos de nubes y hay una fuerte tormenta, muchas veces perdemos la señal de nuestros celulares. Y cuando los cielos están cerrados perdemos la señal, la dirección y el rumbo de nuestras vidas.

Pero cuando los cielos están abiertos, la señal es nítida y la dirección de Dios es clara para nosotros.

El Espíritu Santo guio a Jesús al desierto. La dirección de Dios no siempre nos va llevar por un camino fácil, pero siempre nos va llevar por un camino seguro. Porque no hay lugar más seguro que estar dentro de la voluntad perfecta de Dios para nuestras vidas.

3. Los cielos abiertos permiten que podamos caminar en nuestro propósito.

Es muy interesante que luego que los cielos se abrieron, Jesús empezó a caminar en su propósito.

No fue antes sino después que los cielos se abrieron, que Jesús escogió a sus discípulos, predicó la Palabra y sanó a los enfermos.

Cuando tú eres consciente de que vives bajo cielos abiertos, vives para agradar a Dios.

Entiendes que tu vida tiene significado, y que Dios te ha llamado a hacer la diferencia en la vida de otras personas.

Medita: Dios envió a su Hijo único a morir en una cruz para poder tener una relación con aquellos que acepten ese sacrificio como suyo, es entonces que los cielos se abren y podemos ver a Dios como Padre, recibir su dirección y caminar en nuestro propósito.