¿ Hasta cuándo maná?Muestra
Acostumbrados a las costumbres.
El ser humano vive de costumbres. Nos pasamos la vida haciendo una serie de rutinas diarias que vamos cambiando con el pasar del tiempo, pero seguimos viviendo de ellas. Cuando comenzamos algo, lo hacemos con fuerza, nos invade la alegría de la innovación, pero al pasar el tiempo, el hacer lo mismo a diario resulta tedioso, fastidioso y aburrido.
Aunque es así, hay actividades rutinarias que no podemos dejar de hacer, como por ejemplo ir al trabajo, aunque sea el mismo de los últimos 5 años, atender a un bebé recién nacido, noche tras noche, mientras llora para que lo cambien o porque tiene hambre, atender a tu mamá ya anciana que no puede valerse por sí misma, o atender a alguien con una enfermedad de la cual luchará por mucho tiempo.
Cuando comenzamos en un gimnasio, al inicio lo hacemos con fuerzas, con ganas, nos encanta el lugar, la atención inicial de los trabajadores y entrenadores, el olor de las máquinas de ejercicio, así como ver personas entrenando. Y, aun cuando termina ese primer día y te duele todo, al siguiente día regresas porque pagaste un plan de 3 meses entusiasmado porque mejorará tu salud y tu cuerpo. Pero al pasar los primeros 15 días entrenando, ya comienzas a faltar por cualquier razón, ya el gimnasio no es tan bonito como al principio, ya no ves el personal tan atento contigo, y te aburre el olor a las máquinas de ejercicio, ya no estas dos horas como al inicio, sino que máximo vas una hora y deseas terminar rápido para ir a hacer cualquier otra actividad.
El pueblo de Israel vivió exactamente lo mismo, a nivel cultural venía oyendo las historias de cómo Jacob, el patriarca, había luchado con un ángel, cómo se formaron las 12 primeras tribus que serían el fundamento de lo que sería este pueblo como nación. Escucharon la historia de José y cómo llegaron a Egipto viviendo en aquellos tiempos de prosperidad, cuando era él gobernador de todo Egipto, tan solo por debajo del faraón. Al morir José, pasaron de una libertad plena, a una esclavitud absoluta, donde comenzaron a obligarlos a hacer trabajos forzosos, sus rutinas fueron impuestas severamente. Al inicio, fue terrible, pero al pasar el tiempo, se acostumbraron a ese estilo de vida, olvidando las historias del Dios de Jacob y José, el que hacía Proezas, y según ellos los había dejado olvidados.
Es fácil olvidarnos de Dios cuando existen rutinas y costumbres que nos hacen olvidar su favor y todo lo bueno que ha hecho por nosotros, olvidamos que fue Él quien nos ha puesto dónde estamos, si bien fue porque le pedimos estar allí, o fue Él quien decidió llevarnos hasta allí. Las rutinas que Dios permite en nuestras vidas, son para capacitarnos y enseñarnos a ser fuertes. Y nos cuesta entender que todo lo que nos sucede como sus hijos, está dentro de sus planes si te dejas guiar. Pero, si tú decides salirte de su dirección y tomar el control por tus propias decisiones, debes entender que andarás por tu cuenta, y aunque al inicio te parezca que es lo mejor que has decidido, al final estarás sufriendo y llorando por no haberte apegado al plan de Dios, aunque parezca que su rutina es muy aburrida y sin sentido.
Es importante entender que a diario Dios permite que vivamos cosas de manera rutinaria, dependiendo de lo que quiere para nosotros, muchas veces incluirá los “procesos” para romper malas costumbres, para romper esquemas, e incluir un nuevo sistema que permitirá prepararnos para lo que Él quiere de nosotros.
Quizás hoy, a diario sirvas a Dios y te parece ya fastidioso porque llevas 10 años siendo diácono o anciano, quien acomoda el estacionamiento o hace la limpieza, o quien sale a evangelizar o quien va de misiones. Y, aunque sirves a Dios en la música de tu iglesia durante 7 años, tu deseo es viajar por el mundo. Aunque lleves 5 años predicando en los hogares solamente en las células familiares, lo que quieres es llenar estadios y auditorios en muchos países. Hoy quiero decirte: No desprecies dónde Dios te puso, no desprecies el maná queriendo comer carne, toda asignación grande ha tenido un comienzo pequeño.
Acerca de este Plan
¿Estás cansado de lo mismo? Las rutinas suelen causar cansancio, fastidio, pereza, entre otras cosas. Quizás estás pasando por esta situación, quizás estás esperando algo más para tu vida. En este plan, juntos abordaremos este tema para que Dios nos guíe y tengamos nuevas fuerzas.
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Nos gustaría agradecer a Jann Luis Quintero por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelacruz.com/