Siendo probados por DiosMuestra

El ser probado nos capacita para crecer y madurar en Dios. Encontramos aquí en esta historia la primera referencia bíblica acerca del amor: “Toma ahora a tu hijo Isaac, a quien amas”. Algo que llama la atención de todo esto es que si Dios le llega a mandar esta prueba a David, no sé si David se hubiera negado a esta prueba, porque la gran debilidad de David siempre fueron sus hijos. Ganó muchas batallas y derrotó a muchos enemigos, pero en su casa las perdió todas porque sus hijos eran su gran debilidad, por ejemplo, su relación con Amón o Salomón. Así nos damos cuenta de cómo las pruebas de Abraham nunca se las mandó a David ni viceversa. En otras palabras, nuestro Dios, que nos conoce desde el vientre de nuestra madre, sabe lo que tú y yo necesitamos para crecer, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no resulta en vano porque para avanzar y crecer tenemos que ser probados. Dice la Biblia que nuestra fe va a ser probada y pasada por el fuego para que no sea una fe religiosa o impuesta, sino que sea una fe que, cuando llegue la hora de la verdad, nos mantengamos firmes y podamos demostrarle a todos que amamos al señor más que a nosotros mismos, y llegará el momento donde el Señor nos probará; pero no debemos tener miedo porque el Señor no se va a equivocar con nosotros, sino que las pruebas nos van a ayudar a que se caigan escamas de nuestros ojos y nos demos cuenta de que Dios es un Dios fiel y justo.