Guía práctica y Bíblica para hacer amigas.Muestra

Para tener amigas lee tu Biblia

La Biblia nos narra incontables historias de amistades improbables, como la de una nuera (Rut) y una Suegra (Nohemí), un pastor de ovejas (David) y un príncipe (Jonatan), o la amistad que el mismo Jesús entablo con 12 hombres completamente opuestos entre sí. Pero cada una de estas historias nos muestra como la amistad es un medio de gracia, salvación y compañía.

Veamos por ejemplo la historia de Rut y Nohemí: ambas estaban pasando por una de las circunstancias más dolorosas perder a sus esposos (Rut 1:1-5), y en medio de ese gran dolor, Nohemí encuentra en Rut no solo una nuera compasiva sino alguien con quien caminó el proceso de duelo (Rut 1:15-18), quien se esforzó por sacarla adelante (Rut 2:1-3). Y Rut encuentra en Nohemí una mujer piadosa de quien recibió consejo y dirección (Rut 3:1-5). Esta improbable amistad entre una joven y una anciana dio como resultado que Rut se convirtiera en bisabuela del Rey David, y forma parte del linaje del que vendría el Mesías (Mateo 1:5).

David y Jonatan son el ejemplo de amistad más sincera y valiente que podrás leer, David por haber vencido al gigante Goliat recibió como recompensa convertirse en el esposo de la hija del Rey, por lo tanto, era cuñado de Jonatan el príncipe heredero del trono de Saúl, por lo que entre David y Jonatan se forjo una fuerte amistad. La Biblia nos cuenta que Saúl era atormentado por un espíritu malo, y por la envidia que sentía en múltiples ocasiones intentó matar a David, pero Dios preservó la vida de su ungido, y la amistad de Jonatan y David fue una pieza clave para que esto sucediera (1 Samuel cap. 19 y cap. 20).

Es ilógico que el heredero al trono le salve la vida a quien por designio divino sería el sustituto del reinado de su padre, pero Jonatan valoraba la amistad de David, y entendía que David era el elegido por Dios. Ambos se prometieron lealtad y cuidarse, a tal punto que al reinar David y luego de la muerte de Jonatan, David buscó al hijo de Jonatan para brindarle un espacio en su corte y darle un lugar en su mesa. (2 Samuel 9)

Y por último, la improbable amistad del Rey del universo y 12 hombres comunes, Juan cap. 17, nos narra una de las oraciones más hermosas, sinceras y espectaculares: Jesús orando por sus amigos, sus 12 discípulos, y como si esto no fuera muestra suficiente de su amor, en múltiples ocasiones Jesús les muestra acciones que solo un verdadero amigo puede tener: les ayudó cuando tenían problemas (Lucas 5), limpio sus pies (Juan 13), anhelaba el tiempo de compartir la mesa con sus discípulos (Lucas 5:5).

Y podría continuar enumerando la calidad de amistad que Jesús entablo con sus discípulos…

Hemos dado este recorrido por medio de estas 3 historias con el único propósito de sustentar la importancia que tiene la amistad en la vida del cristiano, en un mundo donde la individualidad es alabada, fomentada, y normalizada, pues hay que decirlo: Necesitamos amigas para caminar y compartir la vida.

En el andar con Cristo no hay nada más valioso que contar con amigas que te dirijan a Jesús, que te animen a vivir las disciplinas espirituales, que te confronten con la Palabra, que te levanten cuando hayas caído e incluso amigas que te recuerden el Evangelio TODOS LOS DÍAS.

Quizá en tu andar con Cristo entablarás amistades improbables, una extrovertida, haciendo amistad con una introvertida, solteras con casadas, ancianas con preadolescentes, pero en la soberanía de Dios esas amistades son un regalo para que en nuestro peregrinaje tengamos en quien apoyarnos.

Oremos

Gracias por tu Palabra Señor, gracias por modelarnos la amistad, y por animarnos a no andar solos, ayúdanos a valorar nuestras amistades por más improbables que sean, ayúdanos a cuidar unas de otras como Jonatan y David, y ayúdanos a mostrarnos amigas como Jesús se mostró amigo con sus discípulos. En tu nombre, amén.