Aquí Estoy, Señor: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaEjemplo

Nadie me quiere

Estoy cansado de hacer todo el trabajo sucio. Sí, lo he dicho. No estoy orgulloso de presentar quejas como esa, Señor, pero es así como me siento en este momento. No es que esté resentido con las bellas personas que me rodean, es sólo que deseo que mis humildes aportes sean reconocidos de vez en cuando. ¿Eso es mucho pedir? ¿Por qué soy tan invisible? ¿Es que nadie puede ver algo de valor en mi trabajo?

No es que yo no esté dispuesto a trabajar; ni que sea perezoso, tú lo sabes, ¿verdad? Tampoco es que yo piense que soy demasiado importante para hacer labores humildes. Es sólo que siento como si se estuvieran aprovechando de mí. Señor, ¿podrías hacer que las otras personas se fijaran un poco en mí? No tengo que ser una estrella, pero ¿no podría, al menos, sentir que me tienen como parte del equipo?

Mientras tanto, quiero que sepas que para mí es un gran consuelo saber que tus ojos están en todas partes. Yo sé que, a pesar de que nadie se fije en mí, tú lo haces. Tu me lo dijiste una vez: “Los ojos de Jehová están sobre los justos” (Salmo 34:15).

Señor, quizás hoy me van a notar y me van a dar las gracias, o quizás no ocurra eso; pero, al final, me interesa más tu aprobación que la de las otras personas. Para mí es suficiente que tú me veas y me sonrías.