Juega Cada CuartoMuestra

Juega cada cuarto

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Después de cada partido, un equipo se reúne y el entrenador informa a sus jugadores. Se dedica más tiempo a revisar lo que salió mal que lo que se hizo bien. Se espera que los jugadores lleven a cabo la estrategia y el plan de juego que se les dio durante el último juego. Pero los jugadores también necesitan y reciben una palmadita en la espalda por las buenas jugadas.

Este tiempo de reunión también es un recordatorio de que los entrenadores tienen que evaluar si están ayudando a sus jugadores a ver lo que podría faltar en su rendimiento. No se trata de castigar o avergonzar a un jugador, sino de ayudarlo de manera constructiva a hacerlo mejor en el próximo juego. Por lo tanto, se requiere una buena comunicación y un sentimiento de aceptación entre el entrenador y el jugador para que el jugador pueda estar preparado para el próximo partido.

Lo mismo sucede con Dios y sus hombres. Todos los días entramos en un nuevo juego de la vida, y hacemos algunas cosas buenas y otras malas ese día. Ese podría ser tu caso los días anteriores de esta semana, o incluso la vida. Lo bueno y lo malo. Si se lo pedimos, Dios perdonará nuestro mal y nos entrenará para que lo hagamos mejor en nuestros próximos días. Él no tiene esas malas jugadas en nuestra contra. Él quita nuestros pecados tan lejos como está el oriente del occidente, y necesitamos saber esto.

Para saber esto, necesitamos conocerlo mejor. Desafortunadamente no lo conocemos, como deberíamos. Por ejemplo, la mayoría de las veces nuestra conversación con Dios está mezclada con sentimientos de culpa por haber metido la pata de alguna manera, y sentimos que Dios está molesto o decepcionado con nosotros. Pero Dios espera que nos equivoquemos, y no debemos acercarnos a Él sintiendo que hemos perdido nuestro lugar en el juego. Arrepiéntete de lo que crees que hiciste mal, acepta Su perdón y permítele que te entrene para el próximo día del juego. Es tan simple como eso.

Dios es un Dios de gracia. Él te recibe plenamente. Él te restaura completamente. Y Él nos dice que Él ha quitado nuestra culpa, así que debemos seguir adelante. En otras palabras, Él te dice: "Ese fue el último juego. Vamos a prepararte para el próximo partido". ¡Qué entrenador tienes con Jesús! Escúchalo y Él te hará un gran jugador.