La Gracia Inquebrantable.Muestra

Que la gracia de Dios te alcance en el lugar adecuado.

Al comenzar el análisis de nuestro pasaje, recordamos que en aquella noche, cuando la turba enviada por el Sanedrín llegó al huerto de Getsemaní con la intención de arrestar a Jesús, Pedro no dudó en empuñar su espada para enfrentarlos. Aunque su intervención resultó en herir al siervo del sumo sacerdote, Jesús resolvió la situación de inmediato. Tras este desafortunado incidente, parecería lógico pensar que Pedro evitaría la casa del sumo sacerdote. Sin embargo, allí estaba. A pesar de ser reconocido rápidamente como discípulo de Jesús por una criada y enfrentarse a un peligro evidente, decidió quedarse.

Es innegable que Pedro fue más allá que los otros discípulos, pero Jesús le había indicado que por el momento no podía seguirlo, una advertencia que él prefirió ignorar (Juan 13:36-38). Por lo tanto, su presencia en el patio del sumo sacerdote durante el juicio de Jesús no debe interpretarse como lealtad al Señor, ya que, de ser así, lo habría obedecido y no lo habría seguido hasta allí.

Otro aspecto a destacar es que mientras esperaba para ver qué sucedía con Jesús, se acercó a los guardias que se calentaban junto al fuego y se integró a ellos como uno más. Por lo tanto, si estar en ese lugar representaba un acto de desobediencia al Señor, unirse a los enemigos de Jesús fue el primer paso hacia su negación.

Lamentablemente, debemos reconocer que los cristianos a menudo hacemos lo mismo. En vez de destacar nuestra diferencia con el mundo, actuamos como ellos para evitar críticas o burlas. Sin embargo, sin duda, esto también equivale a negar al Señor. Aunque intentemos justificarlo diciendo que buscamos acercarlos al evangelio, en el momento en que nos asemejamos a ellos, dejamos de ser luz y sal en el mundo (Mateo 5:13-16).

Haz una diferencia sin menospreciar a los demás, manteniendo tus valores y principios intactos. Permanece fiel a tus creencias.

Oración: Padre Amado, queremos ser una luz en este mundo y guiar a otros hacia la luz suprema que es Cristo Jesús. Concédenos tu Espíritu Santo para cumplir tu voluntad. Amén.