La Rendicion Total De Un Hombre DescalzoMuestra

«Ríndete»

Moisés vio esta gran visión, se acercó más y escuchó una voz. Lo único que se requería de él, era que se rindiera. Descubrir la voluntad de Dios para tu vida, no resulta de negociar con el Altísimo, sino más bien comienza con rendirse.

La rendición es el proceso de toda una vida de soltar el control y asirte de la confianza. Podría parecer que «rendirte» al plan de Dios fuera más fácil con la edad, pero no es así. No permitas que tu corazón se estanque. Sigue rindiéndote al llamado de Dios, y dí: «Aquí estoy» cuando escuches su voz, al igual que lo hizo Moisés.

La Biblia está llena de respuestas tipo «aquí estoy». Isaías dijo: «Aquí estoy; envíame a mí» (Isaías 6:8). Pedro aceptó la invitación de Jesús para dar un paseo nocturno sobre las olas. Jesús mismo respondió el llamado de Dios a la cruz con las palabras: «Hágase tu voluntad». ¿Hay alguna otra manera de rendirse? Podemos rehusarnos a escuchar, y rehusarnos a rendirnos, pero lo hacemos bajo nuestro propio riesgo. Rendir nuestra agenda a la de Dios hace sentido, porque su camino es mejor.

Mientras estaba trabajando en este material, tuve la oportunidad de poner mis palabras en práctica. Fui al centro de retiro de nuestra iglesia, para escribir un día entero sin distracciones. El día en que estaba redactando esta sección acerca de rendirnos, levanté la mirada ¡y vi a un hombre que me estaba observando a través de la ventana! Le pregunté qué necesitaba, y me dijo: «Un teléfono». Le abrí la puerta y lo dejé usar mi teléfono celular para llamar al dueño del terreno que estaba podando, para solicitar más diésel. Comenzamos a conversar; y me di cuenta, que este era un momento «aquí estoy» de rendición para mí. Mi plan era bueno, pero el de Dios tenía que ser mejor. Así que «rendí» el libro por unos minutos. A este joven le pareció muy interesante que yo estuviera escribiendo acerca de conocer la voluntad de Dios. Me preguntó cómo encontrar la voluntad de Dios en el amor. Por «coincidencia», yo tenía algunas notas preparadas. Y entonces oramos juntos.

Si no me hubiera acercado a la gran visión en mi ventana y no hubiera rendido mi agenda por unos momentos, me hubiese perdido de la excelente oportunidad de ser usado por Dios.