La Coraza De JusticiaMuestra

La Coraza de la Justicia

por Rocky Fleming

DIA 2: Fortaleza interna

"Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí" San Patricio

Me encantan palabras como las anteriores que me animan a vivir para Cristo y a golpear mis miedos de frente. Pero las Sagradas Escrituras deben inspirar palabras como esta, o de lo contrario me inclino por la filosofía más que por la teología. A pesar de que algunas palabras creativas, como alegorías y similares, pueden ser inspiradoras, las ideas filosóficas de alguien no son una base sólida sobre la que construir una vida, y debemos buscar las raíces de su inspiración. Aquí es donde miramos para ver si sus palabras están basadas en las Escrituras, y si es así, podemos aprender de ellas. Esto es lo que el Rey David dijo en las Escrituras que apoya la perspectiva de San Patricio:

"Me has encerrado por detrás y por delante, y has puesto tu mano sobre mí". (Salmos 139:5)

Patrick expresa lo mismo con sus propias palabras. También me encantan las palabras que alguien dice y realmente vive. Una teoría de alguien sobre cómo "luchar" en una batalla espiritual y cómo "debería ser" no tiene el impacto en mí como alguien que realmente ha enfrentado esas batallas personalmente. En otras palabras, no quiero que otro orador motivacional o persuasivo me llene de palabras de aliento por las que él mismo no vive. Patricio no era un hombre así, sino más bien un hombre que vivía sus palabras, y hoy podemos aprender de él.

Una vez que San Patricio hubiera recuperado su libertad, abandonaría todo en Inglaterra y regresaría a Irlanda y a un pueblo que lo había esclavizado ilegalmente. Este hecho por sí solo me llamó la atención. ¿Por qué alguien ofrecería tal amor sacrificial? ¿Por qué alguien se preocuparía por el alma de otra persona, y especialmente si es un enemigo quien lo maltrató? ¿Por qué no los odiaría, o al menos los temería? ¿Es porque es como si dijera: "Cristo está conmigo, delante de mí, detrás de mí y en mí” en su pensamiento, ¿y esto le hizo ver las cosas de manera diferente a la mayoría de las personas? Saber estas cosas y estar parado en este pensamiento crearía a un hombre valiente, ¿no es así?

Esto me recuerda la tensión que la mayoría de los estadounidenses sienten en este momento con la crisis migratoria. Hay algunas buenas personas que están inmigrando a este país en busca de una vida mejor, y están creando un mejor Estados Unidos. También hay algunas personas buenas e ilegales que también están tratando de tener una vida mejor. Pero hay algunas personas malas, malvadas, que también están tratando de entrar, tanto legal como ilegalmente. Desafortunadamente, esta última categoría de inmigrantes crea una imagen negativa y miedo contra todos los demás inmigrantes, y esto desafía al Cuerpo de Cristo (tú y yo) a hacer un profundo examen de conciencia sobre cómo vemos esto y cómo respondemos a ello. ¿Qué haría San Patricio? Sobre todo, ¿qué haría Jesús?

Sé esto sobre mí, y creo que es cierto para la mayoría de las personas. Trato de controlar lo que temo. Si siento que mi familia está en peligro, entraré en modo de bloqueo como defensa inmediata. Este es mi primer instinto reaccionario. ¿Tú también eres así? He descubierto que seguiré por este camino hasta que regrese al pensamiento: "Me has encerrado por detrás y por delante, y has puesto tu mano sobre mí". Es entonces cuando las palabras de aliento de Dios a través de David y de un hombre como San Patricio se abren paso en mi vida y me dan el coraje para anular mis instintos. Como discípulo de Cristo, estas palabras me hacen echar otro vistazo al campo de batalla que me rodea y luego ver una oportunidad para el bien en lugar del mal.

Es lógico que esta sea la razón por la que la mayoría de los cristianos en este país no están viendo las grandes oportunidades de cosecha que vienen a nuestro alrededor por parte de los inmigrantes en nuestros vecindarios. Es porque les tememos y, por lo tanto, queremos excluirlos o controlarlos. Pero no tenemos que temerles, porque Jesús dijo que Él es más grande que cualquier cosa que busque dañarnos. Esta certeza debería hacernos audaces y empoderados para compartir a Cristo y Su amor con un pueblo muy necesitado. Compartimos el amor incondicional que Él nos ha dado, y tal vez esas mismas personas sean nuestros mejores amigos y defensores de esas cosas que todos apreciamos. Para poder confiar este temor a Dios, debemos tomarle la palabra y abrazarla en nuestros corazones.