Tiempo De SalvaciónMuestra

Las tercera palabra que hace referencia al tiempo cuando leemos la Biblia es Aion. Significa “eternidad, lo perpetuo”. Describe la naturaleza eterna de Dios, Autor del tiempo. Se usa en Hebreos 1:8: “Tu trono, oh, Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de rectitud es el cetro de tu reino”.

Es la visión eterna de todo lo que ocurre. En cuanto a la cuarta expresión (hora) significa “momento álgido, instante preciso”. Romanos 13:11 advierte: “Y hagan esto conociendo el tiempo (kairos), que ya es (hora) de despertarse del sueño”. Hora es el “ahora” de Dios. Equivale a nuestro ahora; en este momento, sin más demora, inmediatamente, de una vez. Un ejemplo que nos ayuda a entender estas cuatro dimensiones del tiempo está en Juan 2:1–11.

Jesús y sus discípulos están en una boda y el anfitrión se queda sin vino. María acude a Jesús para pedirle que haga algo. Él responde: “Todavía no ha llegado mi hora”. Pero María, sabe quién es Él. Entendida la lección de Jesús en relación con Su total sujeción a la voluntad del Padre Eterno, María apela al kairos de Dios y, por fe, lo invoca para traerlo a la hora, apropiándose del poder que sabe que tiene en Cristo, por lo cual instruye a los que sirven: Hagan todo lo que él les diga”. Notemos que no dice: lo que yo diga. Su fe es instrumento del milagro, pero este se da porque Dios quiso y accedió a enseñarnos algo más ahí: Cuando nuestras vidas están llenas como esas tinajas del Espíritu Santo, entonces estamos listos para ser servidos a otros, para darnos a otros. Entonces sucede el milagro, llega el gozo (representado por el vino). Se cumple Ec. 3:1 y 11. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora […] Todo lo hizo hermoso en su tiempo”.

Podemos disfrutar Su tiempo, aunque el cronos no pronostique nada emocionante cuando estamos preparados para recibir su kairos. El mejor pronóstico del tiempo que podemos consultar todos los días es: Lm. 3:22-23: “Nuevas son cada mañana [tus misericordias], grande es tu fidelidad”.

Cuando Jesús sanaba a las personas, los Evangelios en ocasiones dicen “en aquella hora”. En otras palabras, el kairos de Dios se manifestó oportuna y sobrenaturalmente en los tiempos humanos. Al decir “viene la hora, y ahora es”, Jesús anunciaba que las cosas ya habían cambiado. Como dijo a la samaritana: “La hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad” (Juan 4:23). El tiempo de su salvación, de su visitación, había llegado.

Resumiendo, existe el paso normal del tiempo (cronos) dentro el plan eterno de Dios (aion). Si nos movemos en obediencia a Él, Dios nos prepara para esos tiempos de salvación divina (kairos) que nos proyectan a lo nuevo e inimaginable. También hay momentos puntuales (hora) para los milagros dentro de estos tiempos kairos. Mientras estas cosas se dan, el Espíritu Santo, trabaja en nuestra mente y corazón, “sincronizándonos” para que estemos listos cuando llegue el ahora de Dios.

José, el hijo de Jacob, tuvo sueños de Dios, pero no se cumplieron de inmediato. ¿Cómo sería su oración luego de que el faraón mandó colgar al panadero y restituyó al copero, tal como había soñado, pero el copero olvidó el favor que le pidió en la cárcel (hablar bien de él al faraón)? Estaba preso por una falsa acusación de acoso sexual. Pudo decirle: Dios, ¿te olvidaste de mí? Pasó un tiempo cronos (2 años según Gn. 41: 1), pero el kairos esperaba por él; no había llegado su hora. ¿Qué hizo José? Mantenerse fiel a Dios y a sus promesas, a Su voluntad revelada (en este caso por medio de sueños). ¡Y Dios respondió bendiciéndolo con esplendidez! Cuando interpretó los sueños a faraón (ver Gn. 41: 38-43) Dios lo puso sobre la tierra de Egipto. ¡Podía vestirse como egipcio pero era un hijo de Dios, y si no hubiera llegado allá no hubiera habido salvación para nadie!

En el último día de este devocional terminaremos de ver, con ayuda de otras ilustraciones bíblicas, la importancia de ser entendidos en los tiempos, pues el tiempo de la salvación de Dios se acorta.