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Dios, yo y nosotros Parte 1Muestra

Dios, yo y nosotros  Parte 1

DÍA 3 DE 5

¿Qué te distrae?

En nuestras vidas llenas de distracciones y desafíos constantes, es fácil perder de vista lo que realmente importa. En medio del caos, nuestro enfoque en Dios a menudo flaquea, llevándonos por un camino en el que nos encontramos hundiéndonos en nuestro caminar espiritual, en la vida familiar, en nuestras carreras e incluso en nuestras amistades. Abrumados, seguimos hundiéndonos, atrapados en un ciclo de distracción y evasión.

¿Por qué nos encontramos en este patrón repetitivo? La respuesta, sorprendentemente, está en cómo gestionamos nuestro tiempo, que a menudo es un reflejo de cómo gestionamos nuestro dolor. En momentos de quietud, nos vemos obligados a enfrentar los dolores en nuestros corazones, algo que muchos de nosotros preferiríamos evitar. Ya sea a través de horarios meticulosamente planificados que ofrecen una ilusión de control, o a través de actividades sin sentido para adormecer el dolor, todos somos culpables de usar el tiempo como un escudo contra nuestras heridas más profundas.

Recuerdo un período de mi vida en el que luché inmensamente con esto. Cada noche, jugaba al solitario en mi teléfono, buscando consuelo en la victoria predecible del juego, las cartas caían en cascada con la promesa de una victoria. Este simple acto fue mi forma de sobrellevarlo, una distracción temporal del dolor que no estaba dispuesto a enfrentar. Plantea una pregunta importante: ¿Cuáles son tus distracciones? ¿Comida, ejercicio, desplazamiento interminable por Internet o tal vez un hábito poco saludable? Tal vez te sumerjas en el trabajo o te concentres por completo en los demás, descuidando tu propio corazón en el proceso.

Nuestra gestión del tiempo es a menudo una forma sutil del manejo del dolor. Vivimos distraídos, sin abordar las verdaderas heridas internas. Jesús es quien sana los corazones. Para progresar en medio de las tormentas inevitables de la vida, cuando enfrentamos heridas válidas y reales, necesitamos volver a enfocarnos en Él.

Nuestro viaje hacia la sanidad y la plenitud comienza cuando cambiamos nuestro enfoque de las distracciones a la solución. Al enfocarnos en Jesús, nos abrimos a su poder transformador. Él nos invita a caminar con él, a sanar nuestros corazones y a enfrentar los problemas que hemos evitado durante mucho tiempo, incluso si eso significa buscar el perdón.

Las distracciones son más que meras distracciones, se convierten en muletas que nos impiden pasar tiempo genuino con Dios en la barca, en medio del viento y las olas de la vida. La verdadera solución, el verdadero enfoque, es Jesús. En él, encontramos no solo la respuesta a nuestras distracciones, sino el camino hacia un corazón sanado y completo.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

Dios, yo y nosotros  Parte 1

¿Te cuesta concentrarte? ¿Te sientes distraído cuando tratas de pasar tiempo con Dios? Sumérgete en Mateo y concéntrate en Jesús. Entonces, verás que cuando dejas que las aguas de la distracción se asienten, puedes caminar con Él. Si quieres una base segura, incluso en las tormentas, dirige tu atención a Cristo.

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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para mayor información por favor visite: https://houstonsfirst.org/