EJERCICIOS ESPIRITUALES: Fortaleciendo nuestra relación con Dios.Muestra

ADOPTEMOS UNA RUTINA DE EJERCICIOS.

El gran predicador Charles Spurgeon nos confronta con una realidad en relación con nuestra vida espiritual: “La mayoría de los cristianos solo se ha sumergido hasta los tobillos en las aguas de la experiencia cristiana. Algunos tal vez se han aventurado hasta tener el agua al nivel de sus rodillas. Otras, más pocos, han permitido que les llegue hasta el hombro. Pero para muy pocos llegan a ser un río en el cual pueden nadar y cuyo fondo no pueden tocar”.

La posibilidad y capacidad de pasar de estar sumergidos hasta los tobillos a nadar en un río y tocar el fondo, dependerá de cuanto nos ejercitemos espiritualmente, es decir, de cuánto tiempo y cómo permanezcamos en la presencia de Dios.

Dios en su infinito amor y sabiduría, nos brinda una gran cantidad de opciones (ejercicios) para acercarnos a Él y disfrutar de su presencia. Siendo nuestro Creador, Dios entiende que todos somos diferentes y que no todos tenemos las mismas capacidades, habilidades y temperamentos, y que, como consecuencia de ello, escogeremos y disfrutaremos de unos ejercicios más que de otros.

John Ortberg expone esta realidad de la siguiente forma: “Algunas personas se conectan mejor con Dios a través de la naturaleza. Otros son activistas y encuentran a Dios de forma natural cuando están involucrados en una causa. Los intelectuales descubren que sus corazones se llenan con el Espíritu cuando sus mentes se inundan de grandes pensamientos. Algunos encuentran que el Espíritu está más vivo en ellos cuando están sirviendo. Otros se conectan de un modo más natural con Dios a través de la contemplación solitaria. Algunos se consideran más cerca de Dios cuando están teniendo comunión con sus amigos. Ciertas personas lo sienten más cerca en medio de la adoración”.

Si queremos crecer en nuestra relación con Dios, debemos crear una rutina de ejercicios, acorde con nuestro diseño, que nos permita fortalecer nuestro espíritu, alma y cuerpo (I Tesalonicenses 5:23).

“Encontrar más de Dios, fortalecerte en alma y espíritu requiere que apartes espacio en tu día para Dios, ubicarte decididamente en un lugar que te permita aprovechar y experimentar el poder sanador de Dios. A lo largo de los siglos, los seguidores serios de Jesús han usado la quietud y la tranquilidad, la adoración, el ayuno, la oración, los lugares hermosos y una serie de otros «ejercicios» para beber profundamente de la presencia de Dios. Y desenmarañar sus almas del mundo” (John Eldredge).