EJERCICIOS ESPIRITUALES: Fortaleciendo nuestra relación con Dios.Muestra

LA LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS: NUESTRO ALIMENTO.

La autora Joyce Meyer nos dice sobre la Palabra de Dios: “La Palabra de Dios es medicina para nuestra alma, y debemos tomar nuestra medicina regularmente, de la misma manera en que una persona que necesita sanidad física debe hacerlo. La medicina de Dios, su Palabra, nos renueva constantemente y sus efectos secundarios son vida, sanidad, fortaleza, gozo y restauración”.

La lectura de la Palabra de Dios es uno de los ejercicios más importantes que podemos hacer para fortalecer nuestra relación con Dios (II Timoteo 3:16-17). “Dios ya nos ha dicho como quiere que vivamos, amemos, hablemos, cuidemos nuestro cuerpo, administremos nuestro dinero, oremos, funcionemos como miembros de una familia o de un trabajo, y muchas otras cosas. … La Biblia nos enseña con toda claridad el curso de acción. … La ruta más clara y más directa a la dirección de Dios es a través de su palabra revelada, la Biblia” (Bill Hybels).

La mejor forma en que podemos leerla, y con ello, experimentar la vida que nos proporciona (Hebreos 4:12), es estando en la presencia de Dios. Max Lucado nos brinda el siguiente consejo: “No te acerques a las Escrituras buscando tus propias ideas; busca las de Dios. Lea la Biblia con oración. … También léala con cuidado. … La Biblia no es un periódico en el que leen los titulares, sino una mina que hay que aprovechar. … Estuda la Biblia un poco a la vez. Dios parece enviar mensajes como enviaba el maná: una porción para un día a la vez”.

“La Biblia fue hecha para leerla en compañerismo con Dios” (John Eldredge). Es por ello por lo que se hace necesario que el Espíritu Santo nos acompañe en los momentos en que buscamos entender las verdades divinas (Juan 14:26). Timothy Keller lo expresa de la siguiente forma: “El ministerio del Espíritu Santo consiste … en transmitir las verdades de Jesús y hacer que entendamos con la mente y las vivamos con el corazón, adquiriendo, por último, tal carta de naturaleza, que sean en verdad de consuelo y con poder, y que nos transformen en lo más profundo de nuestro ser … Cuando el Espíritu obra, las verdades de la Palabra y el evangelio nos elevan, nos conmueven, nos impactan, quizás nos ablandan y nos impulsan".