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Depende del Espíritu Santo

¿Te ha pasado que te has enfrentado a ocasiones en las que no sabías qué decir y de repente salieron de ti las palabras correctas para ese momento preciso?

Es el Espíritu Santo el que te da la sabiduría para saber qué decir en cada momento.

Ayer hablamos sobre la estrategia de SER REALES, en este segundo día queremos contarte sobre la estrategia de DEPENDER DEL ESPÍRITU SANTO.

¿Qué tan cercano eres al Espíritu Santo? Puede que sea tu mejor amigo o que rara vez lo recuerdes y te sientas más cercano hablándole a Jesús o a Dios Padre. Sin importar cual sea tu situación, el Espíritu Santo es la promesa que nos dejó Jesús, ¡se quedó con nosotros hasta el fin del mundo! No sé tú, pero yo pienso que es una excelente idea ser amigos del Espíritu Santo, alguien que nos enseña a orar, que intercede por nosotros ante el Padre, que nos inspira constantemente lo que debemos hacer, lo que debemos decir, que nos ayuda en nuestra debilidad, que nos guía y consuela en situaciones difíciles, que nos da una gran cantidad de dones, talentos y carismas, y muchas otras cosas más. En definitiva, ¡yo quiero tener un amigo así en mi vida!

Cuando caminamos en amistad con el Espíritu Santo, empezamos a ver como Él está presente en nuestro día a día. Es importante que como creyentes dediquemos tiempo a cultivar una relación con Él. Es sin duda una de las relaciones más importantes que podremos tener en nuestra vida y trae consigo la ventaja de la dependencia. Depender del Espíritu Santo quizás no sea algo que pase en tu vida de la noche a la mañana, pero es un hábito que te invitamos a cultivar. ¿Cuántas veces te preocupas más de la cuenta por querer hacerlo todo en tus fuerzas? El Espíritu Santo está ahí para ti siempre. Actuar en tus fuerzas, en tu inteligencia, en tu sabiduría probablemente solo te lleve al cansancio, a la frustración y algunas veces a equivocarte.

La definición de dependencia dice que es “Subordinación a un poder”. En este caso, al poder del Espíritu Santo. Es por esto que al abordar temas difíciles te animamos a que seas dependiente del Espíritu Santo. Que reconozcas que es Él quien obra en la vida de tus adolescentes, que es Él quien los transforma, convence, abre su entendimiento y corazón. Quítate el peso de encima, porque esa responsabilidad es solo del Espíritu Santo que vive en ti, pero que vive también en cada adolescente. No tienes que saber todas las respuestas, el Espíritu Santo está contigo para guiarte, iluminarte y utilizarte cómo un instrumento en la medida en que te dispongas a escucharlo a Él primero que a ti mismo.

OREMOS:

Espíritu Santo, quiero crecer en mi relación contigo, aprender a escuchar tu voz. Te pido que me guíes en los momentos en que no sé qué hacer o qué decir. Dame la gracia para ser dependiente de ti, que ya no busque hacer las cosas en mis propias fuerzas, que no confie en mi propia inteligencia sino que busque siempre tu verdad. Inspírame siempre lo que debo decir para que sea de bendición para los adolescentes a mi alrededor. En tu nombre Jesús. Amén.