Enfrentando las tormentas de la vida

Cuando surgen situaciones o problemas en nuestras vidas (esas cosas que llamamos tormentas) pueden causar confusión, molestarnos, sacarnos el aire de los pulmones y hacer que nuestros niveles de estrés se disparen, arruinando lo que esperábamos que fuese ‘un día glorioso', si permitimos que las tormentas de la vida dirijan nuestro barco; Estas tormentas nos pueden hundir, destruirnos incluso.

El Apóstol Pablo navegó muchas tormentas cuando decidió servir a Cristo. Fue azotado y encarcelado varias veces, golpeado con varas apedreado y dado por muerto, un fugitivo de los romanos, un fugitivo entre los judíos, y aquí en el libro de los Hechos capítulo 27, lo vemos naufragado por tercera vez.

¿Quién mejor que Pablo para hablar sobre el caos de las tormentas? Y, sin embargo, es el mismo hombre que mantuvo la calma y dio esperanza a los tripulantes del barco.

Te invito a que en los próximos cuatros días estudiemos el naufragio de Pablo y aprendamos lo que 'nosotros' debemos hacer cuando nos enfrentamos a las tormentas de la vida, "¡lanzaron 4 anclas desde la parte trasera del barco y oraron por la luz del día!" (Hechos 27:29).

Nuestros problemas se comportan exactamente como tormentas naturales. Se acercan a nosotros, a veces de forma inesperada, y quieren destruirnos, así que, ¿qué hacemos?

¿Dejamos que la TORMENTA tome el control de nosotros y arruine nuestras vidas? ¡¡¡NO!!!

¡Lanzamos anclas desde la parte trasera de nuestro BARCO y oramos por la luz del día!

En los próximos días vamos a explorar 4 anclas que nos ayudaran a mantenernos firmes en tiempos de crisis ya sea en lo físico, emocional o espiritual.