¿Es bíblico pactar con Dios?Muestra
“Jefté… le prometió a Dios: “Si me das la victoria sobre los amonitas, yo te ofreceré como sacrificio a la primera persona de mi familia que salga a recibirme”, Jueces 11:29-31 (TLA).
¿Quién era Jefté? Un guerrero de la tierra de Galaad. Un hombre temeroso de Dios quien intentó sin éxito solucionar pacíficamente el conflicto con los amonitas. En su desesperación y con la intención de inclinar la guerra a su favor le hizo a Dios una promesa temeraria: consagrar la primera persona que saliera de su casa cuando regresare victorioso. Y, ¿qué sucedió? Jefté ganó la guerra y su hija fue la primera persona en salir de la casa para darle la bienvenida (Jueces 11:34). Ahora bien, hay quienes entienden que el voto de Jefté consistía en sacrificar en holocausto a su hija, práctica que estaba prohibida en Israel (Deuteronomio 18:10). Otros piensan que el voto consistía en que su hija permaneciera virgen y consagrada al servicio del Señor en el templo. Esta última opinión parece tener sentido si consideramos que Jefté está en la lista de los héroes de la fe, Hebreos 11:32. Por otra parte, si hubiera sido un sacrificio humano, ¿qué sacerdote legítimo lo hubiera ayudado a cumplir su voto? Y si la niña debía morir, ¿qué razón había para deambular sola dos meses en la montaña, Jueces 11:37? Además, la Biblia dice que la hija nunca se casó no que haya muerto: “… Ella murió sin haberse casado”, Jueces 11:39 (TLA). Sea cual fuere la interpretación correcta, lo que sí es cierto es que el cumplimiento del voto fue un gran sacrificio tanto para el padre como para la hija. Fue por eso que Jefté dijo: “… ¡Ay, hija mía!... has venido a ser causa de mi dolor, porque le he dado mi palabra a Jehová y no podré retractarme”, Jueces 11:35 (DHH 1996). La respuesta de su hija es una de las más nobles en toda las Escrituras: “La niña dijo: —Papá, si has hecho una promesa al Señor, cumple lo que prometiste…”, Jueces 11:36 (PDT). Padre e hija cumplieron el voto pagando un enorme precio personal. Por eso la Biblia dice que “… a Dios no le gusta la gente… que no cumple… Vale más no prometer, que prometer y no cumplir”, Eclesiastés 5:4-5 (TLA). Pero “cuando hagas un voto al SEÑOR… no tardes en cumplir lo que le prometiste… o serás culpable de pecado”, Deuteronomio 23:21 (NTV). Una promesa incumplida estorba nuestras oraciones y nuestra relación con Dios: “¿Quién puede entrar a tu presencia…?... Solo… el que cumpla lo que promete, aunque tenga que sacrificarse para hacerlo”, Salmo 15:1-4 (NTV, PDT).
Acerca de este Plan
¿Puede el hombre obligar a Dios a cumplir un pacto? ¿Es bíblico animar a que la gente pacte con Dios dando una ofrenda para recibir una bendición? Te invitamos a descubrir la verdad a través de este plan.
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Nos gustaría agradecer a José Luis Cinalli - Silvia López de Cinalli por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://iglesiadelaciudad.com.ar