Una Perspectiva Bíblica De La Vida Y La MuerteMuestra
Estar espiritualmente muerto.
"Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados" (Efesios 2:1, NBLA).
Mientras una persona se mueva y respire, está claro que está viva. Sin embargo, esta persona puede estar espiritualmente muerta. De hecho, cualquier persona que no haya aceptado a Jesucristo por fe como su Señor y Salvador está "muerta en sus delitos y pecados". Esta expresión refleja la desesperanza de nuestra condición natural. El pecado de nuestro primer ancestro Adán no solo causó nuestra muerte física, sino que también dañó nuestra relación con Dios y nos esclavizó a Satanás, el archienemigo de Dios. Fuimos separados de la Luz del mundo y confundidos en la oscuridad. Esta condición es tan desesperada que puede ser comparada con la muerte. Lo peor es que esta condición no termina cuando morimos, sino que continúa en una eternidad de sombras y muerte.
Y sin embargo, el Señor nos ha dado una forma de escape. Esto es de lo que habla el versículo 5 (Efesios 2:5, NBLA). Cuando estábamos espiritualmente muertos, Dios nos hizo vivir junto con Cristo, dice Pablo. Esto es cierto para todos los que aceptan el amor y la gracia de Dios. Si nos arrepentimos de nuestro pecado y le pedimos que nos salve, somos presentados "como vivos de entre los muertos" (Romanos 6:13, NBLA). Y esta vida continúa incluso después de que muramos.
¿Qué piensas de la descripción anterior de nuestra condición natural? ¿Puedes pensar en sinónimos o descripciones alternativas?
Acerca de este Plan
La muerte es parte de la vida, o al menos eso es lo que tendemos a pensar. Pero el Señor ha conquistado la muerte; Él nos ofrece la vida eterna. Conectados a Él, experimentamos la plenitud de la vida en cuerpo y alma.
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