Elegancia DivinaMuestra
EL VERDADERO ENCANTO DE UNA MUJER
El atractivo puede ser engañoso y la belleza pasajera. Aquella mujer que teme al Señor será elogiada.
Este proverbio nos orienta sobre cómo cultivar la esencia de una mujer virtuosa. Comenzaremos con el desenlace de este capítulo, de forma similar a algunas películas, y a medida que avancen los días, exploraremos a fondo el desafío de ser bellas día a día, nutriendo nuestra esencia y cuidado personal para alcanzar una Elegancia Divina.
Una mujer puede ser físicamente atractiva, pero carecer de sentido común.
El sentido común abarca normas escritas y no escritas que nos guían con prudencia y sensatez en diversas situaciones, ayudándonos a saber cómo actuar en distintos contextos.
Implica evaluar situaciones cotidianas y tomar decisiones acertadas; es la sabiduría divina. Es vital recordar que algunas mujeres, aunque no sean físicamente atractivas, pueden carecer de sentido común y tomar decisiones equivocadas debido a su baja autoestima.
A menudo, las mujeres ponen demasiado énfasis en mejorar su apariencia externa en lugar de cultivar su belleza interna, que es nuestra verdadera esencia.
Proverbios 31:30: Este versículo es importante, ya que resume perfectamente el mensaje que se desea transmitir. La verdadera belleza de una mujer radica en su relación y temor hacia Dios, más allá de cualquier atributo físico.
La Mujer virtuosa de Proverbios 31, era utilizada por Dios para grandes cosas porque ella confiaba en Él. Muchas mujeres se consideran inferiores. Necesitamos recordar que Dios utiliza a cualquiera (hombre o mujer) que tenga corazón obediente y confiado en Él. Dios no nos usa por ser “superhumanas” o por lograr lo imposible. Más bien, Dios nos usa cuando, dependiendo de Él, aprovechamos al máximo la capacidad que Él nos ha dado
La verdadera virtud de las mujeres se alcanza al conocer al único Dios y a Jesucristo, quien fue enviado como nuestro Salvador. El amor de Dios es tan grande que nos entregó lo mejor que tenía: a su único Hijo para que no perezcamos, sino que tengamos vida eterna. Jesucristo nos ama tanto que dio su vida en la cruz por nuestros pecados, no solo murió, sino que resucitó de entre los muertos. Gracias a su resurrección, podemos vivir eternamente. Si deseas experimentar la alegría y la paz que solo Él puede ofrecer, confiésale tus pecados, cree en Él y acéptalo como tu Salvador.
Eres amada por Dios con un amor eterno, y una forma de corresponder a ese amor es buscándolo cada día.
Reflexiona sobre el tiempo que dedicas a embellecerte por fuera y comprométete con Dios para que te guíe cada día, abrazando así la elegancia divina en tu vida.
DESAFÍO: Elabora un mapa mental que visualice el tiempo dedicado a tus rutinas de belleza y a tus actividades religiosas, como las horas que pasas en la iglesia.
Lee el Salmo 128:1 al 2, que habla sobre la auténtica belleza y la paz interior del corazón.
Escrituras
Acerca de este Plan
Descubre la verdadera esencia de la elegancia a través de la sabiduría eterna del capítulo 31 de Proverbios. Cultivemos una elegancia que trasciende lo superficial y se arraiga en lo divino.
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Nos gustaría agradecer a Luiselen González Quero por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://luiselengonzalez.my.canva.site/