Nacer De Nuevo, Crecer ConstanteMuestra

No hay otro camino

Es normal que en medio de las circunstancias difíciles que vivimos, busquemos refugio en cualquier lugar, en amigos, en vicios, en hábitos que adquirimos con la excusa de ayudarnos a sobrepasar la crisis que atravesamos, en fin; son muchas las ofertas que están a nuestro alcance y disposición para escondernos o ''ayudarnos'' a salir del hueco.

Otra de las formas que usamos para atravesar la crisis es escondernos detrás de los errores de otros, condenando, juzgando, y hasta culpando a alguien más por la situación que vivimos, juzgamos por lo que es el otro y nosotros no logramos ser, por aquello a lo que se atreve la otra persona que nosotros no somos capaces de atrevernos, por errores que se cometen, mientras que con ese juicio, escondemos nuestros errores y pecados.

Dios nos está llamando a no vivir con un látigo condenando al mundo, nos llama a tener misericordia, a restaurar en vez de condenar, a ver primero que hay en nosotros que debemos corregir, antes de ver el defecto de nuestro prójimo.

Vivir agradando a Dios y no a los hombres, no ceder ante las tantas ofertas del mundo para llevar una vida de libertinaje, en donde todo es permitido, aún aquello que desagrada a Dios; porque estamos llamados a dar frutos agradables a nuestro Padre Celestial, porque son esos frutos los que dirán a quien servimos y para quien vivimos.