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Día 3: Sabiduría de la comunidad

¿Alguna vez has conocido a alguien que siempre tuviera "una palabra del Señor" para compartir? ¿Alguna vez has tenido a alguien así compartiendo una palabra contigo, instruyéndote para que hagas algo específico? Entonces pensaste para ti mismo: "Ojalá el Señor me hubiera dejado entrar en esto, porque no lo he escuchado decir nada al respecto".

Cuando Jesús estaba a punto de dejar la tierra, consoló a sus discípulos, diciéndoles que les enviaba un Consejero, el Espíritu de Verdad, para guiarlos y enseñarles todas las cosas. (Juan 16) Él iba a enviar UN Espíritu a todos los creyentes. Sabemos que el Espíritu de Dios no le diría una cosa a un creyente y luego le diría algo contradictorio a otro creyente. Su Espíritu es como Jesús, el mismo ayer, hoy y siempre. Juan nos advierte en 1 Juan 4:1:

"Amados hermanos, no creáis a todo espíritu, sino examinadlos para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido por el mundo."

Probamos las cosas que escuchamos a través de las Escrituras, pero también tenemos una comunidad para ayudar a cumplir este propósito. Cuando un creyente comparte una palabra, cree que es de Dios, otros creyentes la confirmarán o la negarán. Esto nos ayuda a reconocer la voz de Dios en nuestras vidas frente a la voz del engañador.

Y también sabemos que el Espíritu nos da dones espirituales que debemos usar en comunidad.

"Fue Él quien dio a algunos para que fueran apóstoles, a otros para que fueran profetas, a otros para que fueran evangelistas, y a otros para que fueran pastores y maestros..."

¿Por qué?

"Preparar al pueblo de Dios para las obras de servicio, a fin de que el cuerpo de Cristo sea edificado hasta que todos lleguemos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser maduros, alcanzando toda la medida de la plenitud de Cristo". Efesios 4:11-13

Está claro que Dios quiso que experimentáramos nuestra fe cristiana en Comunidad. Nos necesitamos los unos a los otros. Pablo explica esto en detalle en 1 Corintios 12, especialmente en los versículos 12-31, donde enseña que todos somos partes del cuerpo de UN CUERPO. Sin todas las demás partes del cuerpo, estaremos incompletos en nuestra fe y en nuestra comprensión de la voluntad de Dios.

Me encanta una analogía que usa uno de mis mentores cuando dice: "Hay un Gran Desfile... un desfile... Pero todos tenemos una visión diferente del desfile. Cuando todos nos reunimos y compartimos nuestros puntos de vista individuales, el desfile completo aparece a la vista". Necesitamos la sabiduría que viene de la comunidad cristiana. Cuando nos aislamos y nos enfocamos solo en nuestro propio punto de vista, nos metemos en problemas.