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Día 4: Bendición de la comunidad

"Vendiendo sus posesiones y bienes, daban a cualquiera lo que necesitaba". Hechos 2:45

Volviendo a este pasaje de los Hechos de los Apóstoles que describe la comunidad de la primera Iglesia, siempre me ha gustado el versículo sobre los creyentes que se ocupan de las necesidades de los demás y el espíritu de generosidad que caracterizaba a estas personas. He oído hablar de iglesias que hoy en día pasan sus cubos de ofrendas, que han añadido la frase: "Si lo necesitas esta mañana, siéntete libre de sacar dinero del cubo". Me gusta el sentimiento, pero el único problema es que la mayoría de la gente ya no usa mucho dinero en efectivo y cuando diezman, lo hacen con una tarjeta de crédito en línea.

Imagino una escena que vive más específicamente este versículo. ¿Qué pasaría si alguien que tuviera una necesidad escribiera su necesidad específica en una tarjeta de notas y la dejara caer en el cubo de ofrendas? Luego, al final del servicio, el pastor leería las necesidades de forma anónima a la congregación:

Alguien aquí necesita $85 para pagar su factura de gas....

Alguien aquí necesita una nueva unidad de aire acondicionado...

Alguien aquí está sin trabajo y no puede hacer el pago de su hipoteca, que es de $ 1612.00 ...

Entonces, la congregación podría orar, y si alguien era movido por el Espíritu, teniendo la capacidad de satisfacer una de las necesidades y estando dispuesto a hacerlo, podría ponerse en contacto con la oficina de la iglesia para hacer arreglos para hacerlo de forma anónima. Sé que suena un poco loco, y puede que me acusen de alguna forma de socialismo, pero así es como operaba la comunidad de creyentes en Hechos. Sé que hay personas en cualquier domingo en la iglesia que tienen necesidades legítimas, y están sentadas justo al lado de otras que han sido bendecidas con abundancia financiera, muy por encima de lo que necesitan. ¿No sería asombroso si el cuerpo de Cristo pudiera apoyarse mutuamente de esa manera, sin juicios, condiciones, reconocimiento o vacilación?

He visto esta dinámica suceder en comunidades. En varios de los grupos de discipulado que he dirigido, a medida que los participantes se han vuelto más cercanos y vulnerables, alguien ha compartido una necesidad de algún tipo. Fuera del grupo, alguien me ha traído un cheque para ayudar a satisfacer esta necesidad. También he visto a personas ayudando con el cuidado de los niños, con la mudanza, con el transporte temporal, con las visitas al hospital, con la colocación laboral. La comunidad cristiana auténtica crea un vínculo familiar donde las personas buscan formas de bendecirse unas a otras.

Este tipo de generosidad es contagiosa y atractiva. No es de extrañar que diga que en la Iglesia primitiva, el Señor aumentaba su número diariamente.

Jesús dijo:

"Un mandamiento nuevo os doy: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así debéis amaros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros". Juan 13:34-35

Como comentamos hace unos días, el mundo se está volviendo cada vez más oscuro. Cuanto más oscuro sea, más brillante será nuestra Luz. El mundo necesita ver a la comunidad, a los cristianos amándose y cuidándose unos a otros. Hechos 2:47 dice algo más y no solo que su número creció. Dice: "El Señor añadía a su número cada día a los que eran salvos". Por lo tanto, la comunidad es parte del plan de Dios para salvar a los perdidos. ¡Qué bendición!