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Cultura empresarial.Muestra

Cultura empresarial.

DÍA 1 DE 7

El Salmo 101 es un salmo sobre el comportamiento de David en el palacio como líder de su gobierno. David sabe que el poder hace que la gente se corrompa. Él mismo lo ha experimentado. Después de que sus ojos vieran a la mujer de uno de sus mejores colaboradores y de que se acostara con ella, dio la orden de matar al marido (2 Samuel 11 y 12).

A pesar de ello, David desea ser puro y comportarse de forma correcta (Salmo 51).

David comienza el salmo cantando alabanzas a la bondad de Dios, la fidelidad de Dios a su pacto, su comprensión de la justicia y la injusticia (Salmo 101:1). Quiere reflejar la autoridad de Dios y sus cualidades en todo lo que hace. Su trabajo es un "lugar de culto" y pide ayuda a Dios, "oh, ¿cuándo vendrás a mí?" (Salmo 101:2a).

“Mi empresa es mi lugar de adoración", me dijo una vez un buen amigo empresario. De repente me di cuenta de que mi vida empresarial podía cambiar. Antes de esta conversación, el espíritu empresarial para mí significaba trabajar, ganar dinero y tener éxito.

Adorar a Dios se hacía en la iglesia. Pero ahora me di cuenta de que podía adorar a Dios en mi negocio y en mi trabajo diario. ¿Pero cómo? ¿Tenía que empezar de repente a convertir a mi personal y a mis clientes, como hizo un amigo mío vendedor de automóviles? Esto se sentía verdaderamente incómodo.

Cuando investigué un poco sobre este tema, descubrí que también adoramos a Dios si lo reflejamos en lo que somos y en lo que hacemos. Que le honramos cuando utilizamos nuestros talentos recibidos de Él.

Para los empresarios, esto puede significar construir hermosos edificios que contribuyan al bienestar de las personas y, de esta manera, adorar a Dios; desarrollar productos y servicios que contribuyan a resolver los problemas de las personas y la sociedad, dentro de una cultura empresarial que haga justicia a los valores y principios de Dios.

Esto supuso un gran cambio de mentalidad para mí. De las ganancias como objetivo al propósito como objetivo y las ganancias como resultado. De las tareas a las personas y los procesos. De orar "Señor, bendíceme" a "Señor, ¿qué quieres que haga en esta situación?”.

Fue un cambio de mentalidad que me llevó a estar más contento y a disfrutar de mi trabajo.

Me alegro de saber ahora que mi trabajo diario ordinario puede convertirse en un canto de alabanza a quien es Dios, y que puedo invitar a Dios a mi compañía para dar forma a este canto de alabanza.

Pregunta del día:

“Mi empresa es mi lugar de adoración”, ¿qué opinas acerca de esto?

Escrituras

Día 2