Confía, Dios te guiaráMuestra

Cada día tomamos decisiones que sabemos que moldearán la historia de nuestra vida, pero como hijos de Dios, las Escrituras nos instan a confiar en el Señor de todo corazón y no en nuestra propia inteligencia; a reconocerlo también en todos nuestros caminos, y Dios promete que allanará nuestras sendas (Prv. 3:5-6).

Con el correr de los años, he aprendido que la mejor forma de confiar en Dios, esperar en Él y discernir Sus caminos para saber tomar decisiones sabias, tiene que ver con aprender, a través de la oración, a soltar y entregar todas nuestras dudas y temores. A la vez, a través de la oración, podemos hablar con Dios respecto a lo que creemos que deberíamos decidir en nuestras vidas y nuestro futuro.

Es por esto que quisiera compartir contigo, querido lector, algunas de mis oraciones, que sin duda te servirán para construir las tuyas y, desde ese momento de intimidad con Dios, entregarle a Él todo aquello que te pueda estar agobiando para tomar tus decisiones y enfrentar con confianza tu futuro.

Nadie sabe cuál será su futuro. Por eso, debemos dejar que Dios dirija nuestra vida. No caigas en la trampa de prometerle algo a Dios para luego no cumplirle.

Empecemos con Proverbios 20:24-25 en la Traducción del Lenguaje Actual. Ora con convicción y haz tuya esta oración:

Señor Soberano y Padre Bueno, ¡gracias por enseñarme a confiar en ti, porque Tú Eres Dios!

Tu voluntad, tus deseos y tus propósitos son hoy lo que busca mi corazón, pues una y otra vez he podido comprobar que tú superas mis sueños, mis ilusiones y mis planes. Solo tú lo sabes todo, lo puedes todo y lo controlas todo. Nada se te sale de las manos; y mi vida está escondida hoy en Cristo, donde encuentro mi provisión, mi protección y mi propósito.

¡Cuánta responsabilidad tenemos al tomar decisiones que no solo nos afectan a nosotros, sino también a otros! Y volvemos nuestro “sí” en un “quién sabe”. Es tan fácil para uno prometer y después buscar excusas; tendemos a no calcular el costo de cada decisión.

Señor, clamamos a ti por sabiduría y dirección. Que podamos parar y pensar para que, en lugar de tomar una decisión rápida, vengamos al trono de Tu Gracia, ¡y tu Espíritu nos revele la decisión correcta!

Gracias, Dios mío, porque tú llevarás a cabo tus propósitos en mí. Hoy, dejo en tus manos mi corazón y mi mente, y rindo mi voluntad a ti.

En el precioso nombre de Jesús, amén.

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