Ir Más Profundo Con DiosMuestra

TODO O NADA

Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe (Gálatas 6:10).

Hay un lapso entre plantar una semilla y cosechar el fruto. En Gálatas 6, Dios promete que lo que cosechamos en la vida tendrá conexiones directas con las semillas que sembramos, y que no debemos rendirnos simplemente porque la cosecha aún no ha ocurrido. En el versículo 10 se nos dice que debemos aprovechar cada oportunidad que tengamos para hacer el bien a las personas, y especialmente a otros seguidores de Jesús.

Ahora, todo eso suena genial, pero en la práctica, ¿qué significa?

Cuando llego a la playa en la pausa para almorzar para atrapar algunas olas, no hay tiempo que perder. Me doy cuenta de que, en la orilla del agua, hay una persona que necesita cera y yo tengo algo. ¡Pero estoy apurado! No quiero detenerme a platicar, ni caminar de regreso por la arena para conseguir la cera. ¡Tengo que volver a la oficina pronto! ¡Quiero entrar al agua y coger un tubo!

Bueno, este pasaje enseña que, si paso por la vida enfocado en mí mismo e ignorando las oportunidades de "hacer el bien" a los demás, me convertiré en una persona que eventualmente se encuentra sola, egoísta, tal vez incluso amargada, pudriéndose de adentro hacia afuera.

O puedo aprovechar esas oportunidades para hacer el bien a los demás y Jesús las usará para moldearme en una persona que se parezca a Él en carácter y prioridades. Él puede ayudarme a convertirme en el tipo de persona que lo sigue hacia una vida abundante.

Pero aquí es donde entra la decepción: no es algo de todo o nada.

Tú y yo podríamos decir "Bueno, no me estoy pudriendo por dentro, así que estoy bien". El Diablo intenta tentarnos con orgullo cuando decimos esto. Pero todos tenemos pequeñas partes de corrupción en nosotros; momentos de egoísmo que, si se dejan crecer sin control, pronto ahogarán nuestras vidas con frutos amargos.

Parte de conocer a Jesús es permitirle eliminar esas áreas de nuestras vidas y, en su lugar, sembrar el fruto del Espíritu mientras aprovechamos la oportunidad de hacer el bien a los demás.

Hoy, ¿por qué no oras para que Dios abra tus ojos a una oportunidad a tu alrededor para ayudar a los demás, especialmente a los creyentes? Luego pídele que te fortalezca para actuar en ello. Podrías ver el fruto de esa oración más pronto de lo que te piensas.

Ir más profundo:

Piensa en tu semana hasta ahora. ¿Pasaste ciegamente junto a personas necesitadas? ¿Decidiste no ayudar a alguien porque estabas ocupado o atrapado en tus propias cosas?

Pídele a Dios que te recuerde estar atento a las personas necesitadas mientras continúas con tu día. Pide tener ojos para verlas y manos para ayudarlas… ¡y observa lo que Él hace a través de ti!