Ir Más Profundo Con DiosMuestra

AQUÍ Y ALLÁ

Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:18–20).

Como surfistas, naturalmente soñamos con "allá", todos los lugares donde nos gustaría estar. Pensamos en lo bien que surfearíamos si pudiéramos estar en una pared interminable como Jeffreys Bay en lugar de en olas de tres segundos en Florida.

Tener una lista de lugares a los que queremos ir no es un problema. Pero engañarnos pensando que seríamos diferentes personas si estuviéramos en un lugar diferente sí lo es.

Podrías hacer esto mismo en tu vida espiritual. Podrías escuchar a un misionero hablar en la iglesia y pensar en lo valiente que serías si estuvieras en esa jungla, olvidando o ignorando el hecho de que pierdes tantas oportunidades de ser valiente en tu propia "jungla" justo donde estás. Tal vez abunden las ideas de cómo amarías a los niños abandonados en un orfanato en el extranjero, pero en tu vida abrumada no tienes tiempo para pausar y considerar las necesidades de tu alineación.

El problema radica en nuestra comprensión de "aquí" y "allá". Así que aquí está la realidad que oro te dé un sentido de libertad y esperanza hoy:

Nunca estarás allá. Siempre estarás aquí.

Porque cuando llegues allá, simplemente estarás aquí, pero en otro lugar. Así que realmente no importa lo que planees hacer allá. Solo importa lo que estás haciendo aquí. Porque lo que estás haciendo aquí es lo que estarás haciendo aquí en otro lugar.

Las últimas palabras de Jesús a sus seguidores (eso te incluye a ti y a mí) fueron ir y mientras estamos yendo por nuestras vidas, bautizar a las personas en Su nombre. Su llamado es a involucrarse aquí y ahora, donde sea que tu "aquí es".

Así que hoy comienza justo donde estás. En tu hogar, tu vecindario. Mira tu alineación local. Dios te está llamando a cuidar a los creyentes y compartir con los perdidos. No más escapar a tu fantasía de lo que podrías ser si tu entorno fuera diferente. En lugar de eso, disfruta de esa pequeña ola de un pie que estás montando... y ama a las personas a tu alrededor.

Ir más profundo:

Piensa en una persona en tu vida aquí y ahora que podría estar luchando. ¿Qué cosa puedes hacer hoy para amarla?

Pídele a Dios que abra oportunidades para que marques la diferencia para Él y para las personas a tu alrededor, justo aquí donde estás.