Sus Promesas Son Para TiMuestra
¿Las promesas son para mí?
Quiero contarte algo personal para ayudarte a responder esta pregunta. Cuando conocí al Señor en el año 2001 un hambre por su palabra nació en mi corazón. Devoraba diariamente las Escrituras, pasaba largos periodos de tiempo leyendo asombrado las cosas que estaban escritas en ese maravilloso libro.
En una ocasión, mientras leía, mis ojos se posaron en este pasaje:
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
Algo muy especial me sucedió. Era como si esas palabras hubieran saltado de la Biblia a mi corazón, sentí literalmente que el Señor me las estaba diciendo a mí, fue muy real. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y mi corazón se llenó de mucha esperanza y fortaleza, en ese momento estaba seguro de que esa promesa era para mí, Dios me la había dado.
Después de esa experiencia, tuve muchas similares. Había porciones de la Escritura donde sentía literalmente que Dios me estaba hablando al corazón, muchas de esas escrituras eran promesas como la anterior. Esas promesas me fortalecían, me llenaban de esperanza, me ayudaban a orar y acercarme con confianza a Dios, de hecho, muchas de esas promesas se cumplieron en mi vida.
Al pasar los años y estudiar más y leer, (probablemente leer lo que no debía) comencé a distanciarme de esas experiencias con las promesas, mi mente comenzaba a razonar cosas como: "esas promesas eran para Israel", "esa o aquella promesa era para David o Salomón" Y "esa promesa no está vigente" " esto y aquello, bla, bla, bla" sin darme cuenta, comencé a interpretar erróneamente que las promesas eran para otros y no para mí. Esto sin duda me robó muchas cosas buenas.
Un día, hace no mucho tiempo, mientras estudiaba el tema de las promesas para predicarlo en la iglesia algo poderoso sucedió. Mientras leía mis ojos se posaron nuevamente sobre Isaías 41:10 y sentí otra vez que esas palabras saltaron de la Biblia a mi corazón y comencé a llorar, entonces oí la tierna voz del Espíritu que me dijo: ¿Quién te dijo que mis promesas no eran para ti?
Eso fue todo lo que oí, me di cuenta de que había sido robado, por años, dejé de experimentar la fortaleza, esperanza y fe que producen las promesas por enredarme en cuestiones teológicas y doctrinales que me apagaron la fe. Hoy creo nuevamente que las promesas de Dios son para mí y para todos sus hijos que las reciban y las crean. Recibe esto hoy: las promesas de Dios son para ti también.
Acerca de este Plan
Este es un plan de lectura para quienes desean experimentar el poder de las promesas. Dios es un Padre Bueno que anhela que aprendamos a confiar y depender de Él. En estos 7 días vas a descubrir, a través de las Escrituras, que las promesas del cielo están disponibles para ti hoy.
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Nos gustaría agradecer a Ricardo Smarj Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://linktr.ee/RicardoArana_