Ni Yo Te CondenoMuestra
Si has llegado hasta este día muy seguramente te has identificado con Jesús o con la mujer adúltera en el mejor de los casos. Pero, ¿qué hay de los fariseos que la apresaron?
¿Te identificarías con ellos? Aquí quisiera dejarte algunas de las características del comportamiento de ellos y procuraré adentrarme en algunas de ellas, esto es algo que como cristianos deberíamos hacer, ser dóciles a la voz de Dios y autoexaminar nuestra vida para poder rendir cuentas honestas a Dios.
- ¿Conoces la Biblia?
- ¿Puedes identificar el pecado en otras personas?
- Cuando alguien está en una situación de pecado, ¿te sientes con la autoridad moral de señalar su pecado sintiendo que tú eres mejor porque tú no haces eso?
- ¿Asistes religiosamente los domingos a la iglesia y juzgas a los que no lo hacen con tanta regularidad como tú?
- ¿En dónde está tu corazón (pensamientos) mientras te congregas?
- ¿Buscas pasajes bíblicos con a finalidad de poder confrontar a los demás por lo que hacen mal?
- Antes de ir a hablar con un hermano que consideras está mal, ¿oras por un tiempo por él?
- ¿Te preocupas legítimamente por conocer las circunstancias de la vida de tu hermano antes de hablar con él o solo quieres que cambie una actitud que a ti te molesta o consideras está fuera de las Escrituras?
Pues bien, como todos los seres humanos, tú y yo solemos ver la paja en el ojo ajeno antes de ver la viga en el nuestro.
Esa era la actitud de los fariseos que llevaron a la mujer adúltera, estaban dispuestos a apedrearla porque la ley (que ellos conocían bien) lo declaraba así y además de eso, con la ley en la mano estaban juzgando a Jesús y querían que cayera en la trampa que le estaban poniendo.
¿De qué manera es que nosotros tiramos piedras al prójimo?
Definitivamente no vivimos en la era de la ley sino de la gracia, lo que significa que cuando vemos a alguien pecando no le aventamos literalmente una piedra, pero si lo juzgamos duramente, dejamos de mostrarle el amor, la misericordia y la gracia de Dios para con Él, misma de la que nosotros muchas veces nos sentimos en el fondo merecedores, hablamos de esa persona con otros muchas veces y con tristeza tengo que reconocer que ponemos el pretexto de orar por ellos y, en casos extremos utilizamos las redes sociales para hablar mal de otras personas que consideramos no están a la altura de la salvación o simplemente nos volvemos espectadores mientras vemos cómo destruyen con chismes y calumnias a nuestros hermanos en la fe tal como la multitud lo hacía mientras la mujer era juzgada (porque aunque no lo menciona el pasaje abiertamente es seguro que estaba sucediendo).
Déjame que te digo algo, entre la multitud, el único libre de pecado era Jesús y fue el único que no condenó a la mujer, sino que fue compasivo y amoroso con ella, la perdonó, pero sabes lo que no hizo: no la señaló. Porque la Palabra dice que el que dice que no peca está diciendo que Dios es mentiroso puesto que Él asegura que todos pecamos, por eso es que necesitamos su gracia en nuestras vidas una y otra vez y esta no vendrá a menos que reconozcamos con humildad que le fallamos, que somos pecadores y que Dios es el único Santo, Santo, Santo.
Jesús no puso a la mujer de ejemplo de lo que no se debe hacer, ni la dejó ahí para estarle recordando su mal comportamiento ni su pecado, la perdonó, la mandó a que siguiera su vida y solo le dijo: Vete y no peques más.
¿Cuáles son tus piedras?
¿Estás dispuesto a dejarlas a los pies de Jesús y pedirle perdón porque no somos dignos siquiera de tomar una piedra?
¿En qué área o con cuáles personas estás tomando el papel de juez que solo le corresponde a Jesús?
Acerca de este Plan
Una mujer en pecado, un grupo de acusadores y la maravillosa gracia de Jesús nos hacen abrir los ojos y entender que solo Jesús es el único y suficiente Salvador, nuestro refugio seguro y el único que puede juzgar.
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Nos gustaría agradecer a Murmullos de Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/murmullos_de_dios/