Cumpliendo La Gran ComisiónMuestra

La Iglesia como comunidad enviada

Jesús dijo a sus discípulos: "Como el Padre me envió, así también yo os envío" (Juan 20:21). Esta declaración transforma la identidad de la iglesia. No somos una comunidad aislada o autosuficiente; somos una Iglesia enviada. Esta verdad es crucial para entender nuestra misión en el mundo. Ser una comunidad enviada significa que no vivimos para nosotros mismos, sino para el propósito de Dios en la tierra. Somos llamados a ser la luz del mundo y sal de la tierra, reflejando el carácter de Cristo en cada esfera de la vida.

Este llamado a ser enviados nos desafía a salir de nuestras zonas de confort y a comprometernos activamente en la misión de Dios. Ya sea a través del evangelismo, el servicio comunitario o el discipulado, cada creyente tiene un rol único en el cumplimiento de la misión. Como iglesia, somos el cuerpo de Cristo, y nuestra presencia en el mundo debe ser un testimonio del amor y la verdad de Dios.

Reflexión:

• ¿De qué manera te sientes llamado a participar en la misión de Dios?
• ¿Cómo puede tu iglesia local ser más efectiva en su misión hacia el mundo?