Listos para el retorno de Jesús: Las parábolas en Mateo 24–25Muestra

En la parábola que estamos leyendo hoy, Jesús empieza señalando que tiene que ver con lo que sucederá en el futuro (v. 1). Un típico procesional nupcial empezaba al atardecer, cuando la novia sería llevada a la casa del novio. Las lámparas se usaban como antorchas para guiar la procesión. El novio salía para recibir a la novia y su corte y todos entraban en la casa del novio para las celebraciones. ¿Pero cuándo saldría el novio para encontrarse con ellas?

Las vírgenes necias no anticipaban ninguna demora; no existía un “plan B”. A diferencia de la parábola de ayer, en la que el amo regresa temprano, aquí el novio sale más tarde que la hora anticipada. Estar preparados para el retorno de Jesús no significa vivir en un estado de hípervigilancia; observa que en el versículo 5, todas las vírgenes “cabecearon y se durmieron”, no solo las necias. Así que, estar preparado para el regreso de Jesús no significa que no puedes hacer las cosas de la vida normal o hacer planes para el mañana. PERO, cuando las vírgenes sabias se despertaron, ya se habían preparado, y nuestro desafío es hacer lo mismo. Estar vigilante no es igual a la pasividad sino que involucra la preparación y disposición; es vivir una vida que es digna del reino de Dios, como Jesús menciona al inicio de la parábola.

Tal vez parezca extraño que las vírgenes sabias rehusaron compartir su aceite con las necias, pero si lo hubieran hecho, todas las lámparas se habrían apagado. Las sabias son las que se describen en el versículo 10 como “las que estaban apercibidas”. Nadie más puede estar espiritualmente apercibido o preparado para ti; es algo que tú mismo tienes que hacer. ¿Cuáles son los recursos espirituales que siempre tenemos con nosotros que indican que estamos listos y apercibidos para el retorno de Jesús?

En la conclusión de esta parábola, es como si la voz de Jesús mismo irrumpe en el mundo de la parábola (25:11–12). Cuando Jesús dice, “No os conozco”, es una advertencia de que nuestra relación con él no puede ser “a segunda mano” y que esa relación tiene que ver directamente con hacer su voluntad. La explicación de Jesús (v. 13) provee la lección de la parábola.

Este punto no se saca directamente de la parábola, pero es un buen recordatorio: No olvidemos que estaban esperando a un novio, no a un amo o rey (como en las otras parábolas). Jesús es el Novio que regresa por su novia, la iglesia--¡nosotros! Estamos siendo invitados a ese banquete nupcial, que va a ser la más grande y gozosa celebración imaginable. ¡No la perdamos!