Paz en Lo DesconocidoMuestra

“En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Heb. 11:6).

Querido lector, si bien la verdad de Dios y nuestro destino eterno en Cristo son ciertos, muchos otros factores de nuestra vida son algo impredecibles y confusos a veces. Es la naturaleza del viaje.

Supongo que hoy, mientras lees esto, te enfrentas a cierta incertidumbre. Es posible que tengas preguntas importantes sobre tu salud, tu trabajo, tus finanzas, tus hijos, tus nietos, tu iglesia o alguien de tu círculo de amigos. Es evidente que no podemos evitar la incertidumbre en esta vida, pero podemos responder a ella de una manera que honre a Cristo y beneficie al alma.

Algo que he aprendido con los años en mi relación con Dios, y al observar el viaje de fe de Abraham, es que no se trata de tener claridad en todo, sino de confiar en Dios en todo.

Verás, hay una inmensa diferencia entre ambos conceptos bíblicos, pues querer tener claridad es parte de nuestro ego pecaminoso y una expresión común de nuestras inseguridades. La claridad puede convertirse en un ídolo que reemplaza la confianza auténtica en Dios. En muchos sentidos, preferiríamos entender los detalles del camino que tenemos por delante en lugar de descansar en una profunda intimidad con el Dios que ha prometido dirigir nuestros pasos.

Las Escrituras nos dicen: “Pueblos, confiad en Él en todo tiempo; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio” (Salmo 62:8). Sí, debemos derramar nuestro corazón y todo lo que contiene: alabanza, gratitud, preocupación, miedo, duda y, sí, incertidumbre. Dios es nuestro refugio en el momento, pero no siempre es un sistema del tipo GPS divino que nos dice con detalle cada giro que podamos encontrar en nuestro peregrinaje de fe. Por lo tanto, debemos confiar en Él en TODO momento.

En el gran capítulo de la “fe” (Hebreos 11), se nos recuerda que la confianza es más fuerte cuando la claridad es tenue o inexistente. Si no, observa a Noé, quien construyó un arca mientras esperaba durante 120 años una lluvia sin precedentes. O a Sara, a quien se le dijo que confiara en Dios para tener un hijo en su vejez sin tener claridad sobre cómo podría suceder tal cosa.

Piensa en Abraham, que salió “sin saber a dónde iba” y más tarde planeó sacrificar a su propio hijo sin tener claridad sobre por qué fue llamado a hacer esto o cuál podría ser el resultado.

Las historias son interminables. La verdad es inconfundible. La fe florece cuando confiamos en Dios en el nivel más profundo, con la voluntad de dejar de lado nuestra insistencia en la claridad.

A menudo queremos “trazar el rumbo”, pero la Biblia nos dice que andemos en el Espíritu. Insistimos en un plan estratégico. Jesús dice: “Sígueme”. Queremos todas las respuestas. El Señor nos pide que confiemos en Él.

Recuerda, cuando no puedas rastrear Su mano, puedes confiar en Su corazón.

Queridos amig@s, espero que estas reflexiones hayan sido de bendición para su vida como lo ha sido para la mía. El deseo de mi corazón y oración por ustedes es que el Señor les siga bendiciendo.

¡Hasta una próxima oportunidad!

Con amor en Cristo,

Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global

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