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¡No Más Miedo!

DÍA 1 DE 5

Nuestra alma depende de Dios y espera en Él, con miedo y sin miedo. Él es nuestra salvación.

¿Qué viene a tu mente cuando escuchas la palabra «miedo»? Quizá la relacionas con las películas de terror, con historias horribles que te han contado, con un recuerdo sobre algo que te sucedió como un robo, una relación o una situación inesperada; también, quizá la vinculas con el susto que alguien o algo te causa, puede ser desde un animal, por ejemplo. Sea cual sea el motivo, tu respuesta es el miedo.

Definir qué es miedo es importante; sin embargo, es primordial reconocer de dónde viene. Por tanto, puede definirse como la aprensión que alguien tiene de que suceda algo contrario a lo que desea. Esto quiere decir que el miedo también desempeña un papel preventivo hacia el peligro o bien puede ser un paralizador para detenerte de hacer o creer algo. No obstante, la diferencia con el temor es que este se relaciona con actos morales como nos enseña la Biblia, y el miedo es una reacción informada relacionada con situaciones. Aunque la Biblia no hace diferencia entre ambas palabras, el miedo y el temor pueden usarse como sinónimos en ocasiones.

Sentimos miedo o temor porque no sabemos qué sucederá o porque estamos en una situación difícil en la que desconocemos cómo terminará. Ahora bien, el miedo también puede ser resultado de algo que conscientemente hicimos mal y, por ende, tememos a las consecuencias, o bien, la razón de que no controlamos nada de lo que acontece; el salmo 42 ilustra bien ambas razones. Los hijos de Coré están en angustia y en el destierro, es decir, el salmista está en un tiempo difícil y sufriendo porque lo tienen lejos de su ciudad en Jerusalén, lo cual lo coloca en una posición afligida y de incertidumbre sobre la respuesta de Dios, esto nos ilustra que posiblemente está en dicha situación a causa de algo que hizo.

Nota que el salmista, a pesar del miedo que manifiesta y la incertidumbre, busca a Dios y le habla a su alma con las verdades sobre quién es Él. También le habla a su alma con esperanza en el Señor: espera, salvación mía, Dios mío, acordarse de Dios. En momentos de miedo puedes sentir como si Dios no te escucha o no está contigo, este sentimiento se apodera de ti, la ansiedad y la falta de fe son tus malos compañeros. Sin embargo, así como el salmista, lo que necesitamos es la verdad de quién es Dios porque Él es nuestra ayuda y refugio; que es en Él en quien debemos esperar mientras seguimos alabándolo.

  • Aprende: ¿Qué es el miedo?
  • Vive: Lee todo el salmo 42 y encuentra las expresiones de temor del salmista. Luego, examina tu corazón a la luz de ellas y responde: ¿Cómo he respondido yo? ¿Qué me impide hacerlo? ¿Cómo puedo vivir sin miedo esperando en Él?
  • Lidera: Invita a otra amiga que lucha con el miedo y lean juntas este devocional.

Oración

Amado Señor, gracias por tu Palabra. Hemos de confesar que la expresión de desconfianza en tu voluntad y de la forma natural que respondemos a lo incierto o a lo vivido es natural de nuestra condición caída y humana. Sabemos que Tú lo sabes, aun así, nos pides vivir confiadas y dependientes de ti. Ayúdanos cada día a poner nuestros ojos en ti, afiánzanos en tu Palabra y háblale tu verdad cada día a nuestra alma, no solo el día que tememos. En Jesús. Amén.

Escrituras

Día 2