Creer Y Esperar Para Disfrutar Su PazMuestra
En las iglesias más pentecostales, hablan del bautismo del Espíritu. O sea, tú has sido sellado con el Espíritu, pero hay un momento en que el Espíritu desciende sobre esa persona y como que la invade. Tenemos que orar para que ese espíritu se manifiesta en nosotros. Pidamos que su espíritu se manifieste en mí, que su presencia se manifieste en mí, que su gloria se manifieste en mí. Porque yo sé que Dios me ama y Dios tiene para mí su propia provisión y su propio propósito. Sus planes son especiales, porque para cada uno de nosotros Él tiene toda su eternidad, todo su amor eterno, todas sus bendiciones; si Dios es infinito, Dios me ama infinitamente y ama a cada uno de los seres de este planeta infinitamente. Todos los que hemos llegado a creer en Él, recibimos ese amor infinito, esa presencia infinita, ese gozo y esa paz que solamente vienen de Él. Eso es lo que me debe llevar a descansar y a recibir y a experimentar esa paz. Filipenses 4:7: “Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús".
Dios tiene el momento para esa petición que no llega, Dios tiene su momento. Pero entonces mientras llega, dice la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará mi corazón y mi mente en Cristo Jesús. Como dice Joyce Mayer, el campo de batalla está en tu mente. La paz de Dios, Shalom. Shalom, quiere decir: Plenitud, sanidad, paz, bienestar. Todo eso involucra Shalom.
¿Qué es el anhelo de todo ser humano? Pues que Dios te considere justo. Que seamos aceptados y aceptables delante de Dios, porque, ¿qué es lo que ve el Señor? Mi pecado, mi depravación, mis defectos, mi inmoralidad, mis desobediencias, todo lo que involucra el pecado y por eso es por lo que necesitábamos a alguien que venciera ese pecado que me separaba de Dios. Y Dios escoge a su propio Hijo, a su Unigénito y permite que se haga carne. Para que como hombre perfecto nos muestre la voluntad de Dios de acercarnos a
Él, que fue a la Cruz y derramó su sangre por ti y por mí y venció el poder que tiene el pecado de separarme de él. Y, entonces obtenemos la justicia de Dios, la aceptación de Dios. Ahora que estamos en Cristo y cualquiera que cree en Cristo y que se acerca a Cristo y que reconoce que Cristo es quien dijo que era recibe su justicia. Pero Él fue resucitado, o sea, no solamente murió y venció el poder del pecado. Sino que Él se levantó de los muertos para vencer la muerte y para obtener la justicia que era nuestra. Su obra fue completa, muerte, sepultura y resurrección al tercer día.
Lo que levantó a Cristo de entre los muertos, opera en cada uno de los creyentes. Ese es el Espíritu de Dios que clama Abba Padre. Ese es el Espíritu de Dios que me muestra la verdad que me lleva por el camino correcto, que me guía, que me consuela, que me protege, que me defiende; porque dice que es abogado, que es consolador, que es el mi guía. El poder de Dios. El Espíritu Santo es una persona. Dios es una Trinidad. Padre, Hijo y el Espíritu Santo.
La Palabra de Dios dice que el Espíritu se entristece, que el Espíritu habla, que el Espíritu dirige, que el Espíritu consuela, porque es una persona. Yo me relaciono con Dios a través del Espíritu; el Espíritu no es una energía, es una persona. Y se manifestó a nosotros por medio de Cristo quien nos entregó al Espíritu, y el Espíritu Santo que habita en la iglesia. Somos privilegiados porque la iglesia está viva, la iglesia no está muerta, está viva porque en nosotros habita el Espíritu de vida. El Espíritu que venció la muerte y el pecado (Romanos 8:2).
Hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia a este favor inmerecido. Por la cual estamos firmes y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. La paz que recibimos fue porque Cristo nos justificó, en otras palabras, cuando tú te acercas a Dios en la oración, cuando piensas en Dios, Él nos ve aceptables y hermosos en Cristo. Por lo tanto, al hacer esa obra de Justicia, tenemos paz con Dios, o sea, hay Paz entre Dios y tú. Por lo tanto, si hay paz con Dios, me puedo acercar a él con confianza. Y mi fe en Él, es la que me da acceso a sus bendiciones y una de sus bendiciones es Shalom, Paz.
Por Guillermo Hernández y Equipo TopCristianos
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Escrituras
Acerca de este Plan
Las bendiciones del Señor son como la lluvia que cae. La lluvia temprana y la lluvia tardía. Los israelitas dependían de las lluvias, dependían del buen tiempo para sus cosechas. Cuando el Señor habla de bendiciones, están relacionadas con esa bendición de la tierra y el agua de las lluvias tempranas y las lluvias tardías. Las tempranas, las lluvias de otoño y las tardías, las lluvias de primavera.
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