Regocíjate- Celebrando El Tiempo De AdvientoMuestra

El canto de los pastores

Leer: Lucas 2:15-20; Filipenses 2:9-11; Apocalipsis 15:1-4

EOAO: Filipenses 2:9-11

“Por eso Dios también lo exaltó
y le dio el nombre que es sobre todo nombre,
para que en el nombre de Jesús
se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra;
y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre".

En el Texto

La gloria que los pastores habían visto en los campos no duró mucho. Cuando los ángeles volvieron al cielo, oscureció de nuevo. La noche era tranquila y las ovejas seguían pastando. Pero la vida de aquellos hombres ya no era la misma. Después de haber ido a ver a Jesús, se cuenta que "volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto". La gloria de Dios había entrado en sus corazones, como entra en el corazón de todo cristiano.

Hemos pasado cuatro semanas regocijándonos con los cantos de Adviento del Evangelio de Lucas. Hemos aprendido de Zacarías, Simeón, María y los ángeles. Junto con ellos, hemos visto algo de la gloria de Dios cuando miramos sus maravillosos atributos, su santidad, su fuerza, su tierna misericordia y su compasión. Recordemos esta gloria y crezcamos cada vez más en el conocimiento de Él. Hagámoslo cantando en nuestros corazones.

Experimentemos verdadera alegría en nuestro Salvador, que vino en aquella primera Navidad hace más de 2000 años. Porque sabemos que Él ha hecho la obra más importante en su primera venida, llevándose nuestros pecados y derrotando a nuestro enemigo.

Confiemos en Él, quien continúa acercándose a nosotros a diario en todas nuestras preocupaciones y dolores. Él es nuestro mejor amigo, nuestro Príncipe de Paz y nuestro Consolador. Podemos desahogar nuestros corazones con Él y pedirle ayuda.

Esperemos pacientemente a Aquel que pronto volverá con poder y majestad. La próxima vez que venga, juzgará a todos los que han rechazado su misericordia, que eran demasiado orgullosos y autosuficientes para acudir a Él. Y se llevará a los suyos, a los que han huido a Él en busca de refugio, para disfrutar de su gloria en el cielo para siempre.

Hasta entonces, vivamos como los pastores y hablemos a muchas otras personas de Jesús, el maravilloso Salvador que nos amó tanto que dejó el cielo para venir a nosotros.

Oración

Señor Jesús, gracias por venir a nosotros aquella primera Navidad. Haz que tu gloria resplandezca en mi corazón hoy y en este año que comienza. Mientras espero tu glorioso regreso, permíteme ser testigo y hablar a otros de ti. Amén