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La Sombra De Tus AlasMuestra

La Sombra De Tus Alas

DÍA 10 DE 12

¿En dónde estaba Dios?

Pocas personas conocen este testimonio, pero considero importante compartirlo en este punto porque muchas veces tenemos un concepto equivocado sobre la promesa de Dios de protegernos y espero de corazón que lo que me tocó vivir a mi pueda ser usado por Dios para ilustrar la manera asombrosa en que Él trabaja y nos va enseñando quién es Él realmente.

Hace algunos años empezamos un grupo de mujeres en una iglesia local, lo llamamos "A los pies de Jesús", yo tenía poco tiempo de haber recibido a Jesús en mi corazón y tenía un anhelo inmenso de que muchas otras mujeres experimentaran lo que yo estaba sintiendo en ese momento, el gozo que se siente cuando por primera vez reconoces que Jesús es el camino, la verdad y la vida y somos sellados por su Santo Espíritu (de esto hablaremos el día de mañana a detalle).

El grupo estaba creciendo a pasos agigantados, nos reuníamos todos los martes en la mañana, cantábamos alabanzas, orábamos unas por otras y nos compartían enseñanzas bíblicas mujeres de Dios con mayor experiencia que nosotras en el camino de la fe, eran momentos de clamar a Dios y de intercesión ¡hasta teníamos una manta en donde anotábamos las peticiones y luego escribíamos cómo es que Dios nos respondía cada una de ellas!

Vimos milagros suceder, mujeres que vinieron a los pies de Jesús y entregaron sus vidas, familias se integraron a la iglesia y empezaron a congregarse, todo iba viento en popa como decimos en México.

En es época de “auge del grupo” quedé embarazada y mi felicidad no podía ser mayor, sin embargo, Dios tenía un plan diferente al mío.

Cerca de los tres meses de embarazo sin previo aviso perdí al bebé, así sin más, de un momento a otro en cuestión de horas me encontré en una sala de hospital con una pérdida y sin saber cómo procesarla; unos de los recuerdos más hermosos que tengo de ese día (visto en retrospectiva) fue una compañera del grupo de nombre Carla que se tomó el tiempo para ir y estuvo conmigo junto a esa camilla en el hospital, no recuerdo que dijo, pero recuerdo que tomó mi mano y eso aún lo atesoro en mi corazón.

Cuando regresé a mi casa el dolor de la pérdida se vino sobre mí como una nube negra encima de mi cabeza, era tanta mi tristeza que no podía con ella. Y es ahí en donde le pregunté a Dios, ¿por qué a mí si yo te sirvo? ¿En dónde estás? ¿Por qué permites esto?

Sé que Dios es el dador de vida y Él también es quien la quita y me había quitado al bebé que se formaba en mi vientre.

De alguna manera me repuse lo suficiente para seguir con mi día a día, pero no quería volver al grupo, me sentía avergonzada, leíste bien, avergonzada.

Yo era la líder, ¿cómo es que iba a enfrentar a esas mujeres y decirles que Dios me había fallado?

Una amiga habló conmigo y me dijo que una mujer que se había unido al grupo recientemente se había enterado de lo que me pasó y decidió no ir más por lo que me había pasado a mí.

No sé si fue por la pérdida o la manera en la que yo reaccioné ante ella, pero nunca la volvimos a ver.

Lo que sí sé, es que de alguna manera fue el motor que me impulsó a seguir adelante, pensé que no podía permitir que nadie pensara que Dios es un Dios injusto y que yo misma lo estaba pensando y que Él tenía todo su derecho sobre mi vida, yo le había entregado mi vida completa, no a medias y encontré un versículo que cambió completamente mi manera de ver lo que estaba pasando en ese momento:

Salmo 62:2

Él solamente es mi roca y mi salvación;

Es mi refugio, no resbalaré mucho

NO RESBALARÉ MUCHO… esas palabras resaltaron, retumbaron, gritaron en mi interior y me di cuenta de que Dios nunca, jamás me prometió que no iba a sufrir, que no iba a pasar por cosas dolorosas en este mundo, lo que sí me prometió es que NUNCA ME IBA A DEJAR SOLA.

Es entonces donde tuve que regresar con Dios y pedir perdón por haber malinterpretado las cosas, por pensar desde una perspectiva única y mía que. por ser su hija, jamás iba a pasar por pruebas y mi fe creció.

Volví al grupo y siguió siendo de gran bendición por muchos años (si no me equivoco 6 años más) y juntas pasamos por pruebas, caminos de valle de sombra y de muerte y clamamos a Dios unidas en muchas ocasiones y la manta siguió llenándose de oraciones contestadas.

Hoy puedo decirte que Dios usa a mujeres de fe para sostenernos, no debemos de caminar solas, eso no es lo que Dios quiere porque fuimos creadas para ser el parte del cuerpo de Cristo y alentarnos y apoyarnos y sostenernos para así glorificarlo porque Él está con nosotros en medio de las dificultades, cuando le pidamos ayuda Él nos responderá. DIOS HABLA Y ACTÚA AÚN EN SU APARENTE SILENCIO.

Día 9Día 11

Acerca de este Plan

La Sombra De Tus Alas

Esta vida es difícil, muchas veces estamos rodeados de problemas, de personas que nos hacen daño, nos lastiman, nos levantan falsos y esto puede ser muy doloroso, incluso podemos llegar a pensar que Dios está ausente o nos nos escucha. El Salmo 91 es reconocido por ser un Salmo de protección, pero ¿qué pasa cuando no te sientes protegida? Dios nos recuerda que en medio de todo lo que podamos vivir hay un lugar seguro La Sombra De Sus Alas, un lugar en donde podemos encontrar la paz y la seguridad que tanto anhela nuestro corazón.

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Nos gustaría agradecer a Murmullos de Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/murmullos_de_dios/