La Sombra De Tus AlasMuestra

“Lo saciaré de larga vida y le mostraré mi salvación”.

Para ser honesta no sé si escribir este último día me llena de gozo o de tristeza.

He pasado tantos días meditando en esto que siento que extrañaré repetir los versículos mientras los estoy rumiando y preguntándole a Dios: ¿Qué quiere que escriba sobre esto? Sin embargo, sé que este día es importante para Dios, para ti y para mi.

LA SALVACIÓN QUE VIENE DE DIOS

Más allá de todas las promesas que Dios tiene para nosotros existe una que es por encima de todas: UNA VIDA ETERNA A SU LADO.

Hay algunas cosas que debemos entender antes de adentrarnos en la magnitud de esta promesa.

En primer lugar ¿De qué es lo que nos salvó Jesús? Porque muchas veces podemos creer que nos salvó de morir de la forma que Él lo hizo, sin embargo, no tiene que ver con esto, por eso muchas veces nos puede parecer ilógico, ya que desde un contexto actual no vemos romanos crucificando judíos, ese precio que Jesús pagó en la cruz fue cruel, los romanos eran expertos en hacer sufrir a las personas, tenían calculada exactamente la cantidad de latigazos que un preso podía soportar antes de morir, pero más allá del sufrimiento físico que causó la muerte de Jesús hubo un sufrimiento aún mayor: la separación de su Padre.

Entendamos que Dios es un Dios Santo que no puede convivir con el pecado así que mientras Jesús era crucificado sintió el vacío de la ausencia de Dios (porque en ese momento cargaba todos los pecados de la humanidad sobre si mismo).

Padre e hijo habían sido uno desde siempre, desde la eternidad, y lo serán hasta la eternidad, pero en ese momento Jesús se quedó solo.

Ese es el castigo del que fuimos salvados: de vivir separados de Dios por siempre, no hay peor cosa que esa.

Jesús a través de su sacrificio abrió el camino para que nosotros podamos entrar a la presencia de Dios sin merecerlo, amparándonos solo en la gracia protectora del sacrificio de Jesús.

En segundo lugar, nuestra posición… la Palabra de Dios dice que TODOS PECAMOS y quien diga que no peca está diciendo que Dios miente.

Esta es una realidad en nuestras vidas, aún Pablo autor de más de la mitad del Nuevo Testamento reconoce que queriendo hacer lo bueno terminaba haciendo lo malo una y otra vez ¿Por qué? Porque vivimos en un mundo de pecado y nuestros pensamientos son siempre llevados de continuo al mal y caemos una y otra vez y le fallamos a Dios.

Si hiciéramos una lista de las cosas que ofenden a Dios seríamos culpables en muchas de las cosas desde nuestros pensamientos hasta nuestras acciones.

Es por eso que, reconocer nuestra incapacidad para auto salvarnos es uno de los pasos para entender la magnitud del sacrificio de Jesús en la cruz.

En tercer lugar, la salvación es un regalo, un regalo inmerecido que no podemos pagar porque cuando pagas un regalo deja de ser regalo.

Y hoy Dios te dice: Ven a mí, toma el regalo que hice para ti llamado salvación, búscame con todo tu corazón con toda tu alma, con toda tu mente, clama a mí y yo te voy a responder y te mostraré lo que tú no conoces, vive a la sombra de mis alas yo te abrigaré y cuando sea tu muerte (física) estarás conmigo para siempre (toda la eternidad).

Dios nos envía este regalo una y otra vez, nos muestra su poder en la creación, su amor a través de las personas. El pastor Piper escribió una vez: “Las manos de las personas muchas veces son la respuesta de Dios a nuestras oraciones”, así es como Dios manda ángeles a cuidarnos y más allá de eso recuerda que Él te esta esperando con los brazos abiertos, he aquí la invitación:

Juan 3: 16-18

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios".

Si tú quieres saber más de Dios lee tu Biblia, si quieres más de Él, pídele su Santo Espíritu, si necesitas un amigo, ora.

Si quieres entregar tu vida a Jesús: díselo que Él te está esperando con los brazos abiertos para recibirte y decirte: Bienvenido a casa.

Deseo de corazón que este tiempo de devocionales sobre el Salmo 91 haya sido de bendición para ti de la misma manera que fue para mí el escribirlos.

Recuerda que no estás solo, fuimos llamados a caminar en la familia de la fe.