Fe Extraordinaria. Especial Navidad.Muestra

Hay una confesión de fe en la vida de Elisabet que debería ser la nuestra “mi Señor me bendijo”. Todavía no había nacido Jesús y ella dice “¿Cómo es que me vino a visitar mi señor a mi casa?”... “Mi Señor está ahí”.

"¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?" (Lucas 1:43, RVR1960).

El Espíritu Santo se movió en un paso de fe que dio María y también en un salto de fe que dio Elisabet haciendo esta poderosa declaración. Elisabet no está pensando que la que habla es una parienta, ¡no! Ella escucha y recibe. María habla y suelta una bendición, Elisabet no duda, cree.

Habrá momentos en los que vamos a tener que reconocer lo que Dios depositó en otras personas y que nos es impartido para que lo recibamos, sin importar si son amigos o parientes. Debemos aprender a reconocer cuando algo viene de parte del Señor. Reconocer, recibir por fe y creer que cada palabra que suelten sobre nuestra vida es para dar pasos de fe y manifestar algo grande y glorioso.

Muchas veces pensamos que no somos merecedores de ciertas bendiciones y decimos ¿Por qué Dios hace esto por mí? La respuesta es: porque Dios es bueno y sabe dar buenos regalos a sus hijos. Dios nos ama con gran amor (Efesios 2:4).

En esta temporada de celebración no podemos dejar de reconocer que el Señor nos ha bendecido, que todo lo bueno viene solamente de Él y que aún hay grandes bendiciones en nuestro camino.

Oración: Señor Jesús, reconozco que todo lo bueno que he recibido viene solamente de ti. En tu nombre, amén.