Este Es El Camino: Un Viaje De 30 Días a Través Del Libro De Los HechosMuestra

La ecuación matemática de Dios

por Callie Pirtle

Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos -- Hechos 2:42–47 (NVI, énfasis añadido).

Tomemos un momento para considerar una ecuación simple que tiene un profundo significado espiritual:

D + C = A

Devoción + Comunión = Adición

Respira hondo y no te preocupes, esto no se trata de matemáticas. Más bien es una invitación a una relación más profunda y rica con Dios. Esta ecuación espiritual tiene el potencial de transformar no solo nuestra comprensión, sino toda nuestra forma de vida.

Devoción: Compromiso sobrenatural

Primero, consideremos la devoción. Es más que una lectura ocasional de la Biblia u orar cuando la vida se siente abrumadora. La verdadera devoción es colocar a Dios en el centro mismo de tu existencia, por encima de tu trabajo, tus ambiciones e incluso tus comodidades. Es el tipo de compromiso que te impulsa a buscarlo a Él primero en todo.

En el libro de los Hechos, vemos cómo los primeros creyentes fueron impactados tan profundamente por el don del Espíritu Santo que sus prioridades fueron completamente reorientadas. No se limitaron a dar cabida a Dios en su agenda; hicieron de Él el fundamento mismo de sus vidas. El amor, la oración y la hermandad se convirtieron en el latido del corazón de su existencia.

Comunión: Altruismo sobrenatural

A continuación, pasamos a la comunión, no sólo la ceremonia del pan y el vino, sino el vivir en comunidad día a día. La Iglesia primitiva nos mostró una generosidad radical, compartiendo unos con otros no sólo sus posesiones, sino también sus propias vidas. Vendieron lo que tenían, lo dieron a los necesitados y vivieron con un sentido sobrenatural de unidad y propósito. En esta comunión reflejaban el corazón de Jesús, un corazón que siempre pone a los demás en primer lugar.

Este tipo de vida comunitaria no era una mera obligación, fue un desbordamiento de gracia. Sus comidas se compartían con alegría y gratitud, y sus vidas reflejaban la belleza de una comunidad generosa y centrada en Cristo. Esta nueva forma de vida tuvo un resultado milagroso.

Adición: Incremento sobrenatural

Finalmente viene el resultado divino: la adición. Nuestra lectura de las Escrituras de hoy nos dice que cada día el Señor añadía al grupo. Su devoción a Dios y la comunión entre ellos, atrajeron a la gente como nunca antes. No era ostentoso ni planeado; fue el fruto natural de vidas totalmente entregadas a Cristo y a los demás. ¡Fue milagroso!

Este es el tipo de crecimiento que solo el Espíritu Santo puede traer: una multiplicación que brota de la fe, la devoción y el amor genuinos.

D + C = A

Entonces, ¿cuál es tu posición en esta ecuación? ¿Eres verdaderamente devoto de Jesús, o es una remota prioridad en tu vida? ¿Has abrazado la plenitud de la comunión, no solo asistiendo a los servicios, sino participando plenamente en la vida de la iglesia y en las necesidades de otros creyentes?

Hoy es el día perfecto para volver a comprometerse. Deja a un lado tus distracciones, vuelve a enfocar tu corazón en Dios y da apertura a la obra que Él quiere hacer en ti y a través de ti. Únete a la vida de la comunidad a través del servicio, la convivencia o simplemente estando presente con los demás.

Al caminar en devoción y comunión, prepárate para la adición milagrosa que sigue. El reino de Dios crece cuando su pueblo está totalmente comprometido tanto con Él como con los demás. Y a medida que te comprometes con este llamado divino, es posible que descubras que tu vida se enriquece de maneras que nunca imaginaste. Es posible que descubras nuevas amistades, un gozo más profundo e incluso una pasión renovada por la iglesia de Dios y su obra.

Sigamos juntos la fórmula de Jesús con fidelidad y altruismo, ¡y anticipemos milagros!

Oración

Padre, ayúdame a apartarme de todo lo que no proviene de Ti y lo que demanda mi atención. Me vuelvo a Ti, mi Dios, y vuelvo a encomendar mi devoción a Ti y solo a Ti. Ayúdame a servir a los demás como Jesús me ha llamado, a aumentar mi comunión con los creyentes hoy y todos los días. Gracias, Señor, por los milagros que vas a hacer en mi vida y en la vida de tu Iglesia. En el nombre de Jesús, amén.

Activación

• Tómate un momento para considerar honestamente tu relación con el Señor. ¿Cómo es tu devoción? Pídele al Señor que te ayude a seguir buscándolo a Él por encima de todo.
• Haz una lista de las maneras en que el amor, la oración y la comunión con otros creyentes son parte de tu vida. Luego pídele al Espíritu Santo que revele las áreas que pueden necesitar más atención.
• Si aún no eres parte de un grupo pequeño, encuentra uno ¡y conéctate!
• ¿Tienes un lugar donde ayudas o eres voluntario? ¿Quizás tu iglesia? ¿Tu comunidad? ¿La escuela de tus hijos? Dondequiera que sea, pídele a Dios que te ayude a servir a los demás como lo haría Jesús.

Para profundizar

Hechos 2; Mateo 22:36–38; Filipenses 2:3–4; 1 Corintios 10:24; Gálatas 5:13–14

Espíritu Santo, ¿qué me dices hoy?