El Difícil Acto De Perdonar. (Rompe Las Ataduras De La Ofensa)Muestra

¿Has notado cómo un pájaro enjaulado, aunque tenga comida y agua, sigue anhelando volar libre? Así es nuestro corazón cuando está atado por el rencor y la falta de perdón. Puede que tengamos todo lo demás, pero esa falta de libertad nos consume por dentro.

No te dejes engañar pensando que al no perdonar estás castigando a quien te hirió. En realidad, eres tú quien está en una prisión autoimpuesta. Leí esto por ahí un día y me parece muy acertado: El resentimiento es como beber veneno esperando que dañe a otro. Pero hay buenas noticias: tienes la llave de tu propia libertad, y esa llave es el perdón. Cuando decides perdonar, no solo liberas al quien te debe, te liberas a ti mismo para volar hacia el propósito que Dios tiene para ti.

¿Estás esperando una disculpa para entonces perdonar? Es natural desear que quien nos lastimó reconozca su error, pero ¿qué tal si eso nunca sucede? Hacer que tu libertad dependa de las acciones de otros es semejante a no querer mover una piedra en tu camino esperando a que otro lo haga por ti. Tú mismo con la ayuda de Dios puedes hacerlo - es tu decisión de perdonar.

Perdonar no depende de si el otro lo merece o si alguna vez pedirá perdón. Es elegir tu propia libertad por encima del derecho a guardar rencor. Y si algún día llega esa disculpa, tu corazón ya estará preparado para recibirla, porque elegiste perdonar antes.